9

5.3K 436 38
                                    

Cementerio por cementerio. Más de diez y no lograba hallar el indicado. Preguntó demasiadas veces a diferentes personas que ya incluso se sabía el guión de diálogo:
"-Hola, buen día. ¿Aquí yace enterrada Shelby Cash? Falleció hace 20 años.
-Déjeme checar la lista.
-Bien.
*Pasaban cinco minutos*
-Lo siento señor, no hay registro de alguien llamado así.
-Gracias. "

Y así fue durante todo el resto del día. Ya estaba dándose por vencido y tenía tanta hambre que estaba dispuesto a dar su brazo izquierdo por una hamburguesa. No obstante, el dinero que le había otorgado su hijo era única y exclusivamente para la gasolina de la motocicleta, no para comer. Decidió descansar bajo un árbol seco que sus ramas raquíticas apenas y le tapaban del sol. Se quitó la chaqueta de su hijo y se deshizo de la asquerosa playera blanca del manicomio. La lanzó lejos hecha una bola y se colocó la chaqueta encima. Aunque ya no era un jodido joven de 25 años, no se miraba tan mal mostrando su estómago. No tenía bíceps, no tenía el abdomen marcado como antes pero tampoco estaba tan obeso o anciano. Le apetecía tatuarse el nombre de sus hijos y el de Shelby justo en la espalda pero para eso tenía que ordenar sus prioridades. Recorrió dos cementerios más con la misma respuesta y con el mismo dolor de estómago por hambre. Se detuvo cerca de un local de comida rápida y se palpó los bolsillos. Estacionó la motocicleta junto a él y pidió un par de Hot Dogs porque no vendían hamburguesas. Se los devoró en menos de un minuto y pidió dos más. Sabían muy bien pero nada comparado con la hamburguesa. Recordó brevemente que igual se sintió cuando llegó a Nueva York por primera vez y no tenía ni en que caerse muerto. Pero en ese entonces tenía un objetivo: hallar a Shelby Cash viva; y no muerta como en ese momento. Por un momento dejó que la melancolía volviera a su mente y suspiró con la vista al cielo. Las pupilas se le dilataron cuando la claridad llegó a ellos. Ya sabía donde era muy posible que estuvieran los restos de su amada: en el mismo cementerio donde habían enterrado a las hermanas gemelas de Kevin Black hace 21 años. Se montó en la motocicleta y dando vuelta en U, derrapando y casi provocando un accidente de tráfico, se incorporó a la ciudad en busca de aquel cementerio. Aunque no tenía idea de que es lo que haría al pisar ese lugar pero necesitaba ir. Quizás para hablarle a la lápida o imaginar hablar con ella. Llegó muy pronto al cementerio y lo reconoció de inmediato. La familiaridad que le albergó en su pecho fue simultánea. Varios recuerdos divertidos le llegaron a su mente. El día del funeral de las hermanas del rubito, él había llegado persiguiendola con una pistola de juguete que le quitó a un niño que jugaba fuera de su casa. Sonrió brevemente y se introdujo dentro del cementerio con la motocicleta. Inspeccionó lápida por lápida. Leyó nombre, fecha y año uno tras otro. Comenzó a desesperarse al no hallar a Shelby entre tantas lápidas y cuando pensó en largarse de ahí, su pie se atascó con una grieta y tuvo que soltar la motocicleta para evitar golpearse la cara con el asfalto. Metió las manos antes de que su rostro se impactara con una lápida. El golpe fue sordo pero no tan fuerte. Gruñó y se levantó de un salto, maldiciendo. Alzó la mirada hacia aquella grieta y se quedó inmóvil observando el nombre de Shelby Cash frente a sus ojos. Enseguida sintió una repentina tristeza y cayó de rodillas frente a la fría tumba. Las lágrimas se fueron acumulando en sus ojos tan rápidamente que incluso comenzó a sollozar y un hipo prolongado surgió de su garganta. Le temblaron las piernas y las manos al momento de deslizar sus dedos en el nombre de su amada. Ahogó un gruñido al tocar la fecha maldita de su muerte.
-Yo debería estar ahí y no tú, cariño mío.
Había alrededor de diez rosas rojas marchitas encima de su lápida y las apartó de un manotazo.
Se oyó un ruido debajo de las rosas y frunció el ceño. Debajo de aquellas solitarias rosas estaba un retrato de Shelby Cash, donde salía sonriendo y llena de vida.
Esa fotografía había sido tomada mucho antes de que él llegara a desgraciarle la vida. Si tan solo no se hubiera enamorado de ella aquel día cuando la vio entrar por primera vez a ese cubículo solo con la simple finalidad de hacerle unas cuantas preguntas. Si tan solo...
Si hubiera...
Se maldijo entre dientes y apretujo la fotografía en su pecho con fuerza.
Sonrió, lamentándose y se limpió las mejillas donde quedaban residuos de lágrimas secas de minutos atrás.
-¿Sabes? He conocido a nuestros hijos. Son perfectamente hermosos-dijo, con voz ahogada-Keren es una hermosura de niña que se parece tanto a mí y Adam, él es tu reflejo.
Hizo una pausa para tragar saliva. Le era muy doloroso estar frente a la tumba de su amada. No pensó que algún día estaría ahí, frente a ella pero sin poder tocarla ni abrazarla. Ni mucho menos besarla y decirle cuanto la amaba y la echaba de menos.
Posó su mano en la fría lápida de cemento y sintió repentinas ganas de llorar y matar a quién se pusiera en su camino, pero sabía que hacer eso, no devolvería a Shelby a la vida y se estremeció.
Deslizó sus dedos sobre el nombre de su amada y después sobre la fecha de su muerte. Apretó la mandíbula y fulminó aquellos números.
Estuvo mucho tiempo ahí, aferrando la fotografía de ella en su pecho desnudo y acariciando su nombre labrado en el cemento.
Comenzó a anochecer pero a él ni si quiera le importó. Iba a quedarse ahí hasta que amaneciera si fuese necesario, aunque no lo haría; ya que no iba a permitir que su hija se fuera a otro país sin verla aunque sea un momento.
De pronto, cayó la noche y la oscuridad se volvió absoluta pero una luz a lo lejos lo desconcertó.
Era el guardia. Se iba acercando paso a paso a donde él estaba y procurando no hacer ruido, se montó en la motocicleta con la fotografía de ella metida en sus pantalones y aceleró gradualmente, haciendo que el guardia diera un traspiés del susto y vociferara a lo lejos.
Pero Egon ya se había incorporado a las calles, llevando consigo el recuerdo de Shelby. Al fin había logrado su objetivo, ahora lo que le faltaba era ver a su hija.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora