Paulatinamente, había pasado varias horas desde que sus hijos decidieron salir y no habían vuelto. Aquello tenía a Egon con los nervios a flor de piel, e incluso Allen le preguntó si odiaba su taza de café porque se había quedado mirándola fijamente con odio.
-No, pequeño. No es nada-le aseguró y optó por beberse todo el café.
-¿Por qué estás tan preocupado? Mis hermanos saben cuidarse solos, papá-Henry trató de calmarlo-¿o tienes demasiada hambre?
-El hambre se me fue en el momento que ellos cruzaron la puerta y se fueron-replicó su padre con la vista fija en el vacío.
-Me duele mucho la cabeza gracias al resfriado-le comentó, azorado-voy a recostarme nuevamente y me avisan si en caso regresan mis hermanos.Henry se retiró de la mesa y a paso torpe se alejó de ellos. Allen saltó de la silla y corrió hacia él.
-Llévame contigo-balbuceó. El niño estaba muy rojo de las mejillas y con ojos llorosos.Roch fue el único que se quedó en la mesa con Egon, tratando de no echarse a dormir por el cansancio.
-¡Debí haber ido con ellos!-se lamentó el padre de los gemelos.
-¿Pero qué hubieras podido hacer tú? Si estás herido.
-No lo sé. Morir para que ellos escaparan.
-Eres muy dramático. Solo fueron al supermercado y a ver a tu amigo Gabriel. Probablemente quisieron quedarse más tiempo con él.
-Si tan solo tuviéramos como comunicarnos.
-Voy a comprar teléfonos para todos, a ver si estás tranquilo-refunfuñó Roch-pero será más tarde. Me duele el cuerpo.
-¿Sabes qué necesito, Roch?-lo miró con desdén. El hombre tatuado alzó las cejas-tener 25 años de nuevo y tener la misma energía y audacia que antes.
-¿Por qué no aceptas que la juventud se te ha ido de la mano?
-La juventud no me importa, sino mi condición-bufó-ahora soy lo más cercano a un anciano que se lastima facilmente. Y así no puedo proteger a mis hijos ni a ustedes.
-¡Hey! Relájate. No es tu obligación cuidar de todos. Somos un equipo...
-¡Claro que es mi obligación!-espetó.
-¿Por qué?
-Porque son mi familia, Roch. Todos ustedes son parte de mí y le di mi palabra a Shelby que jamás los dejaría solos.Aquella revelación dejó mudo a Roch.
Egon le regaló una sonrisa torcida y meneó la cabeza de un lado a otro.
-No te lo esperabas, ¿verdad?
-Honestamente no-admitió Roch-no pensé que fueras sentimental.
-Shelby sacó mi lado sentimental pero mis hijos hacen que mi instinto de protección haya aumentado.
-Te prometo que vamos a matar a ese bastardo, Egon.
-Lo único que quiero que me prometas es, que cuidaras a mis hijos si algo llegase a pasarme.
-No digas estupideces. No te va a pasar nada.
-¡Prometelo!
-Si así estás tranquilo, entonces lo prometo.Egon asintió complacido y apretó la taza con una sola mano hasta partirla en dos.
-Me debes 10 dólares por la taza-bromeó Roch y Egon alzó una ceja.Más tarde, como los gemelos aun no volvían, Egon, bajo el permiso de Roch, llamó a Burger King para pedir hamburguesas. Eran las cuatro y media de la tarde y a pesar de haberse devorado varias deliciosas hamburguesas-que eran sus favoritas-no las disfrutó.
En su mente solo estaba el rostro de sus dos hijos.
De pronto, escuchó el sonido de un motor y se levantó precipitadamente del sofá para recibirlos. Su corazón había retomado el ritmo normal de siempre y abrió la puerta.
Y ni bien habían bajado sus hijos, cuando él los abrazó con fuerza, sin importarle el esfuerzo de su hombro herido.
-Estás muy afectuoso, papá-vaciló Adam, aún abrazandolo.
-¡Dónde demonios se habían metido! ¡Dijeron que no tardarían mucho!-gruñó Egon, dejando perplejo a los gemelos.
Keren frunció el ceño mientras le ponía la alarma al coche y dejó algunas bolsas de plástico en el suelo. Adam llevaba como media docena de bolsas pero no las bajó.
-Fuimos al supermercado y al hospital-contestó ella.
-¡Tardaron mucho!-protestó su padre, con desesperación.
Y sin más, volvió a abrazarlos con más fervor.
-Por favor, no vuelvan a hacerlo. No saben cuán preocupado estaba por ustedes. Pensé que Steve los había secuestrado o matado...
ESTÁS LEYENDO
Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)
Mystery / ThrillerHa pasado 20 años desde la última vez que Egon Peitz, el peor asesino serial del mundo vio a sus hijos, un par de gemelos preciosos que procreó con su amor de toda la vida; Shelby Cash, quién fue asesinada frente a sus ojos. Ha pasado tanto tiempo...