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》Alemania, días atrás《

-Sigo diciendo que esto es una mala idea, Set.
-¡Cierra la boca, Miles!-le ladró Set con rabia mientras le propiciaba una patada en el estómago al encargado de la mercancía. Un tonto asiático.
-¡Ya está casi muerto, déjalo en paz y vámonos!-gimoteó su amigo, encendiendo más la furia de Set.
El rubio de ojos aqua no dejaba de patear y golpear con salvajismo al repartidor de mercancía de la ciudad. Lo quería ver muerto.
-¡Yo no tengo nada!-jadeó Hitachi escupiendo sangre y ahogandose con la misma mientras se abrazaba el estómago en el suelo-¡Nos interceptaron! Lo mismo le dije a Aaron. -¿Piensas que soy estúpido?-bramó Set y se inclinó a sujetarlo del cabello y levantarlo con brusquedad. El chico asiático aulló de dolor y se le saltaron las lágrimas mientras era arrastrado por el rubio a través del suelo, dejando a su paso un camino de sangre.
Una vez empujandolo lejos, Set se acuclilló a su lado y le siseó al oído con voz filosa y amenazante:
-Por última vez te lo exijo, ¿Dónde está la mercancía? Si quieres salvar tu trasero, tendrás que decírmelo o vendrá Black a matarte y no me interpondré.

Al parecer, el miedo cruzó la mirada de Hitachi y entre balbuceos, susurró:
-Unos sujetos norteamericanos me interceptaron y se llevaron la mercancía a Norteamérica y me dijeron que si abría la boca, me matarían.
-Ahora es al revés, si no abres la boca, te mataré y de la manera más brutal-masculló Set.
Miles se acercó a ellos inmediatamente y se encargó de levantar al chico y sentarlo a la fuerza en una silla para que Set continuara interrogandolo. Ahora era muy delicado el asunto.
Hitachi ahogó un ronco suspiro y se limpió la boca con el dorso de la mano.
Set se situó frente a él, sacando de su pantalón una navaja de doble filo y lo miró.
Estaban en el almacén donde era trasladada la mercancía y no había nadie más que ellos tres. No había escapatoria.
-No pude identificarlos-comenzó a decir el chico asiático con el labio inferior tembloroso-me interceptaron en la frontera un par de norteamericanos de muy mal aspecto; ni si quiera pude sacar mi M16 porque ya me tenían amenazado con una pistola con silenciador y pues me sacaron del camión a la fuerza, llenando sus dos camionetas negras que traían consigo.

Set juntó sus rubias cejas y sus ojos aqua brillaron bajo la luz solar que entraba desde un agujero del almacén.
-¿Cómo eran?-cuestionó, arrastrando las palabras. Hitachi parpadeó con perplejidad y se encogió de miedo cuando Set de acercó a él con la navaja puesta justo debajo de su yugular-¿Cómo eran físicamente?-repitió, con más veneno.
-¡Llevaban pasamontañas!-balbuceó el asiático-no pude verlos...
-¿Y cómo sabes que eran norteamericanos?-le ladró el rubio en la cara.
-Su acento. La manera de hablar el alemán-apartó el rostro ensangrentado de Set.
Por más de diez minutos, Set y Miles se quedaron mirando pensativos. Para Hitachi fueron como mil horas de agonía. Su cuerpo sufría numerosos temblores a causa de los golpes y deseaba largarse de ahí pero le era imposible. Set Rex estaba planeando algo sádico para él, no tenía duda y se estremeció.
-¿Qué hacemos, Set? Tarde o temprano Black enviará a alguien o vendrá el mismo a matarnos por haber perdido tanta mercancía-dijo Miles, poniéndose la chaqueta y mirando la compuerta del almacén.
Set apretó la mandíbula y el piercing de su ceja se contrajo cuando este endureció más su rostro. Se volvió hacia Hitachi y le clavó la hoja de la navaja en el cuello con lentitud. Le abrió una pequeña cortada, haciendo que un hilillo de sangre se deslizara por su cuello hasta su camisa. El chico temblaba.
-Te dejaré vivir-le dijo al oído-si los hombres de Black vienen a buscarte, diles lo que me has dicho y después envialos a buscarme.
Le propició un último puñetazo en la nariz, dejándolo inconsciente sobre la silla y se apartó de él.

Miró a Miles y comenzaron a caminar hacia la salida. Set limpiaba la navaja con sus pantalones cuando alguien se adelantó a abrir la puerta desde afuera y se pusieron a la defensiva.
Set y Miles ya se habían puesto en posición de pelea cuando vieron el rostro de Aaron asomarse con cautela al almacén.
-¡Joder!-masculló Set, guardando la navaja en su bolsillo-¿estás consciente de que pude haberte matado abriendo tu garganta en un segundo?
-Y yo pude haberte abierto el culo a patadas, idiota-espetó Miles de malhumor.
Aaron se encogió de hombros y su ojo sano-que no palpitaba como el otro ojo que estaba cambiando de morado a verde-viajó por todo el almacén hasta detenerse en Hitachi. La sorpresa en su rostro fue tan grande que Set elevó los ojos al techo.
-Si abres la boca-le dijo a Aaron-te dejaré como él. Ahora vámonos.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora