[Narrativa de Adam Peitz]
Mierda.
Si tan solo esa mujer no hubiese tenido la cara entera idéntica a mi madre, la hubiera ignorado y marchado de ahí sin miramientos; pero no.
Sonya Di Lorenzo me miró con sus petulantes ojos mieles de forma suplicante y pude notar cuanto dolor y sufrimiento albergaba en ellos.
Mi indiferencia flaqueó por un instante y mi ego cayó por los suelos, dejándome desarmado.
Ella era lo más cercano que yo tenía de mi madre. Era su otra mitad.
¿Qué podía hacer? Hasta mi hermana había decidido estar con ella todo el día junto con Roch. ¿y yo?
Apreté los labios y me quité los lentes.
El abogado Ritter me observaba con curiosidad y los demás ansiaban una respuesta positiva. Y pensé en Beth. Mi ángel hubiese querido que yo aceptara conocer a mi tía y darle cariño, puesto que el amor lo era todo.
Así que, aflojé los brazos y rodee la mesa para abrazar a Sonya con todas mis fuerzas.
Mi acción la sorprendió, no había duda, pero también dejó sin habla a mi hermana y a mi tío, inclusive al abogado.
El aroma que ella despedía era hogareño y me sentí muy seguro. Era como abrazar una delicada rosa y un algodón de azúcar al mismo tiempo.
Ella me correspondió al abrazo y noté que había comenzado a llorar. Y como yo soy un chico fuerte-pero que en situaciones sentimentales no-yo también lloré.
-Eres lo más cercano que he tenido de mi madre-susurré sobre su melena rojiza. Ella se estremeció.
Y de pronto sentí dos pares de brazos entrelazarse alrededor de nosotros y vi el rostro hinchado y sonrosado de mi hermana al abrazarme. Roch dejó escapar un sollozo en mi oreja y sonreí.
Sabía que nos mirábamos patéticos al estar los cuatro abrazados, pero relativamente éramos familia. Sonya, es decir, mi tía Sonya, lo era desde siempre.
Y para ser sincero, no me importaba que mi padre supiera de su exitencia ni tampoco tío Gabbe.
Entre más familia, mejor.
-Creo que mi labor aquí ha terminado. Nos estaremos viendo, señor Tyler-oí la voz del licenciado pero no me tomé la molestia de responderle. Solo sentí que Roch se separaba un poco y luego retomaba el abrazo.Nos apartamos poco a poco, sintiendonos avergonzados por haber llorado y luego estallamos en risas al mirarnos a la cara. Volvimos a sentarnos en nuestros lugares y me sentí realizado. Desde que murió Beth nunca pensé volverme a sentir así: feliz.
-Tienes que contarnos como es tu vida en Italia-dijo Keren con mucha emoción.
-No hay mucho que contar-contestó ella con una leve sonrisa en los labios, pero no era genuina, sino triste, y estuve tentada a abrazarla una vez más-vivo sola en un departamento, trabajo de lunes a viernes en una oficina aburrida con un jefe detestable ocho horas diarias. Y tengo una mejor amiga llamada Anais, que tiene una hija, Maura, de 10 años que es adorable.
-¿Vives feliz así?-pregunté de repente, sin ponerme a pensar cuan dolorosa había sido la pregunta. Ella bajó la mirada y negó con la cabeza-lo siento, yo no quería...
-No. De hecho, ni si quiera tengo familia propia. Estoy sola, literal.Voltee a ver a mi hermana y a Roch. Ambos me devolvieron la mirada con incertidumbre.
-¿Por qué no? Es decir, eres una mujer bellísima.Mi comentario la hizo sonreír y ruborizar.
-No he encontrado al indicado. Y prefiero quedarme sola en vez de compartir mi vida con un hombre que no me merece.Sonreí.
-Pues ahora sabes que no estás sola. Nosotros somos tu familia-dijo Roch y tanto mi hermana y yo asentimos para darle más credibilidad a sus palabras-el amor llega cuando menos lo esperas.
-Probablemente el amor lo encuentres aquí-murmuró Keren y al momento que giré el rostro para verla, ella desvió su mirada rápidamente.
Me sentí un poco abrumado con respecto a su comentario pero no añadí nada; simplemente me quedé en silencio.
-¿Por qué no vamos al cine? Yo pago-eludió Roch al notar la tensión.En resumen, aquel día fue demasiado divertido. Fuimos al cine, comimos en un restaurante fenomenal que Roch nos convenció a ir y luego estuvimos charlando en un parque, comiendo helado y dulces como si fuésemos niños pequeños.
En esos momentos nos olvidamos de nuestros problemas. Al menos yo lo hice. Me olvidé por unas horas que mi novia había muerto y que un psicópata quería matarnos, y todo gracias a Sonya Di Lorenzo y su descabellada forma de hacernos sonreír.
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Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)
Mystery / ThrillerHa pasado 20 años desde la última vez que Egon Peitz, el peor asesino serial del mundo vio a sus hijos, un par de gemelos preciosos que procreó con su amor de toda la vida; Shelby Cash, quién fue asesinada frente a sus ojos. Ha pasado tanto tiempo...