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-¡Papá! -exclamó Adam, corriendo en su dirección.


Egon soltó al pequeño Allen para recibir a su hijo con un caluroso abrazo que duró varios segundos.


-Estaba esperándote afuera de tu casa y como vi que no llegabas, tuve que hablar con tu tía -dijo, un tanto tajante tras la mirada de Caroline sobre él.


Adam giró sobre sus talones y enfrentó a su tía con el rostro ensombrecido.


-¿Tienes algo que añadir, jovencito? -le gruñó, furiosa y bajó los escalones con ira hasta llegar a donde estaba -¡Lo ayudaste a escapar de ahí!


Pero Adam no respondió, se quedó mirándola fijamente.


-¡Sé que es así! -lo agarró de los hombros -¿Te das cuenta cuan peligroso es esto? Van a encerrar a tu padre en prisión de por vida y a ti también por haber sido cómplice.


-Aquí no es un buen lugar para hablar sobre ese asunto -masculló Egon; mirando a Beatrice con desconfianza -hay una chiquilla espiándonos.


-No, ella es la chica de intercambio, papá -le explicó Adam, llamando con la mano a Beatrice.


La chica se acercó con timidez hasta ellos y se quedó situada atrás de Adam. Enseguida Allen la agarró de la mano junto con su madre.


De pronto, Egon frunció el ceño y su expresión se oscureció mientras la miraba con curiosidad.


-Tu rostro se me hace familiar -le dijo, estrechando los ojos.


Beatrice parpadeó.


-¿Por qué no vamos a casa y allá lo discutimos? -Caroline cambió de tema drásticamente.


A lo que Adam y los demás asistieron.


Egon optó por llevarse la motocicleta mientras que Adam conducía en el Peugeot de su tío con una amplia sonrisa en el rostro.


No sabía qué estaba pasando pero le fascinaba que ahora su tía estaba al tanto de la presencia de su padre; aunque temía que le llamara a su tío Gabbe para contarle lo sucedido. De todas maneras él se sentía a salvo teniendo a su padre consigo y estaba seguro que Gabriel McCall no se atrevería a regañarlo si Egon Peitz se hallaba protegiéndolo.


-Lo ayudaste a salir de ahí, Adam -las palabras llenas de rabia que su tía le dirigió lo tuvo sin cuidado -vas a ir a prisión si se entera la policía.


-La policía no tiene por qué enterarse, a menos que abras la boca, tía -apretó la mandíbula y miró a Beatrice a través del espejo retrovisor -y por si no te has dado cuenta, tanto Allen y Beatrice están escuchándonos.



Caroline se puso pálida como una hoja y entrelazó sus manos sobre el regazo, sabiendo que Adam tenía razón. No le preocupaba que Allen escuchara, pero si Beatrice.


-No se preocupen por mí, jamás le diría nada a nadie sobre sus problemas familiares -añadió ella, sabiendo que el ambiente se había tornado oscuro a causa de su presencia -suelo guardar secretos muy bien.


-No es eso, querida; es solo que todo esto es difícil de entender -increpó Caroline -este problema ha existido desde hace mucho tiempo atrás.


-Si prometes quedarte callada, en algún momento te lo contaré, Beth -le prometió Adam, enviándole una mirada severa por el espejo.



El nerviosismo de Caroline McCall fue en aumento a medida que se acercaban a la casa. No tenía idea del por qué Egon había retomado su pasatiempo de matar personas justo en ese momento. Necesitaba hablar con su esposo para llegar a un acuerdo; a pesar de que le preocupaba lo que Adam había hecho al haberlo ayudado, le oprimía el corazón darse cuenta que su sobrino anhelaba tanto estar con su padre. Nunca había visto a Adam tan feliz y tan radiante, y Egon era el causante de tan singular alegría.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora