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Egon relató todo el incidente frente a los policías. Llegó al hospital pero después recibió una llamada por parte del FBI y lo citó en la estación de policía que estaba muy cerca del hospital y no le quedó otra más que acudir.
Y de algo estaba mas que seguro: no le agradaba en lo absoluto estar frente a un montón de hombres armados con expresión ceñuda mientras hablaba sin ningún tipo de expresión en su rostro sobre lo que había ocurrido en la casa de Gabriel.
-¿Van a buscar a mis hijos?-les preguntó a los policías curiosos que fingian escucharlo con atención.
-Estamos haciendo lo posible para dar con su paradero.

Egon estuvo a punto de perder la cordura y lanzarse encima de todos esos estúpidos incompetentes. Era más que obvio que no se habían movido de ese lugar desde que les dio el aviso por teléfono y sólo se limitó a apretar los dientes y a imaginarse a todos muertos de la manera más sádica.

-¿Logró identificar al "payaso rubio y mequetrefe"?-le preguntó el que parecía estar a cargo del caso, mirándolo fijamente con sus ojos azules, fríos como un témpano de hielo.
Egon asintió.
-Su nombre real es Steve Blake-espetó y vio como otro policía tomaba notas rápidamente en una libreta.
-De acuerdo. Ya levantamos los cadáveres que estaban en el patio de su casa y clausuramos la entrada para que nadie entre sin consentimiento del dueño-le informó el sujeto, y se cruzó de brazos detrás de la mesa metálica-también vamos a requerir un retrato hablado de Steve Blake.
-Estoy seguro que si buscan su nombre en los más buscados, encontrarán enseguida su cara-les aconsejó.
-Pero es necesario el retrato hablado del hombre-insistió el hombre con poca paciencia.
-Comandante Parker-añadió el que tenía la libreta en sus manos y tomaba nota cada que Egon hablaba-¿no cree que es mejor hacerle caso? Es probable que se trate de alguien que ya tenemos en la mira...
-He dado una orden, Dave. Y es mi última palabra-ladró el comandante con terquedad y postró la mirada en Egon-y usted, señor... ¿Cómo dijo que se llama?
-Allen Landon-carraspeó.
-Señor Landon-repuso el comandante con una ceja elevada-puede retirarse. Se ve que ha tenido una tarde muy agotada y es preciso que acuda de inmediato al hospital.
-¿No quiere que le de las características del sujeto para el retrato hablado?
-No. Mañana lo citaremos para que pueda cooperar, de momento vamos a seguir investigando por cuenta propia-se levantó de la silla al mismo tiempo que Egon y le indicó la salida con la mano.

Al momento que puso un pie fuera de la estación, el frío aire nocturno le azotó la cara y se obligó a caminar con las manos adentro de sus bolsillos y la cabeza inclinada hacia abajo.
Se sentía patético con las vendas en la cabeza y la ridícula bandita en la nariz, pero aquello hacía que el dolor fuera menos agonizante.
Le preocupaba muchísimo que sus hijos estuvieran secuestrados. Sin embargo, también estaba tranquilo, porque sabía que Keren y Henry podrían defenderse muy bien y cuidarían del pequeño Allen.

Pensar en ese niño le hizo recordar el rostro horrorizado de Caroline al instante que la bala perdida de Kevin había dado justo en su pecho.
Ella había adoptado la misma expresión de impotencia de Shelby cuando murió. Ambas habían visto al amor de su vida correr a sus brazos sin ningún tipo de salvación, pero la diferencia era que Shelby si logró hablar con él antes de morir, en cambio Caroline no. Gabriel solo pudo abrazar su cuerpo inerte.
Ese sentimiento ahogado lo acogió de nuevo después de tantos meses y sintió que se asfixiaba. Tuvo que detenerse frente a un poste de luz y se sostuvo de él para no caer de bruces al suelo.
No se dio cuenta en que momento fue que empezó a llorar, cuando vino a ver, numerosas lágrimas escurrian por sus mejillas, congelandose por el frío.
-¡Te he fallado, Shelby!-gritó con furia-¡Te he fallado! No merezco seguir viviendo-le dio un puñetazo al poste de luz y un calambre espantoso le recorrió todo el brazo pero no le importó.

-No tiene ninguna culpa el poste de luz, Egon-dijo una voz cerca de él.
Abrumado, volteó a ver a todos lados en busca del dueño de aquella voz y no vio a nadie.
Retomó la idea de darle otro golpe al poste y se quedó quieto cuando alguien resopló cerca de su cuello.
Giró en redondo con aire sulfurado y se dejó caer de espaldas al poste.
-Tienes un aspecto terrible.
-No empieces, Martha-le espetó con frialdad y vio a la anciana sentarse a su lado con elegancia.
-Tenía mucho tiempo que no hablábamos, ¿no?
-Sí. Desde que moriste-le recordó.
-Claro que no, idiota. De vez en cuando en el centro de locos llegaba a visitarte-le dio un golpe en la pierna y recargó su cabeza en su hombro.
-En ese entonces seguías viva.
-Lo que sea-bufó.
-¿Qué haces aquí? ¿Haz venido por mi alma? Porque si es así, estoy listo. Ya estoy cansado de estar aquí. -¿Crees que vendría yo por ti si fuera tu hora?-le increpó con ironía. Él la miró con perplejidad-la que vendrá por ti será Shelby. Ella se muere porque ya sea hora.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora