》Días actuales《
-¡Perdedor!-le gritó Beatrice a Adam cuando esté perdió en una partida de Monopoly.
Egon, Gabriel, Caroline, Adam, Allen y Beatrice se habían puesto a jugar aquel juego de mesa tan adictivo y llevaban demasiadas horas tratando de ganar.
-¡Me robaste todos mis bienes!-se defendió Adam con cólera-este juego apesta.
-No robé nada. No sabes jugar-se burló ella.
-Beth... -masculló Adam y se levantó de malhumor de la silla.
-¡Voy ganando!-gritó Egon, emocionado-esto es sensacional. No te vayas hijo, te regalo algunas propiedades...
-Nah, mejor iré a leer-siseó con cara de pocos amigos.
-Tú no lees-rio Beatrice.
A Adam se le subieron los colores.
-Pues voy a leer ahora.
Todos lo vieron subir las escaleras arrastrando los pies y continuaron jugando alegremente sin importarle, ya que Adam siempre se molestaba por la cosa más minúscula. Incluso Egon había decidido controlarse y no perder la cabeza a la menor provocación.
Beatrice intentó seguir jugando pero no pudo.
¡Odiaba tener que sentirse así! Últimamente había comenzado a sentir algo por Adam, no solo físico. Sino algo más.
Varias veces se sorprendió viéndolo con ojos de enamorada mientras él ponía atención a clases o conducía.
-¿Cuándo es tu entrevista de trabajado, Egon?-le preguntó Gabriel mientras revisaba sus "propiedades".
-Podrás intentar distraerme pero no lograrás ser poseedor de mis bienes-exclamó este en respuesta y rio-mañana me hacen una entrevista.
-No entiendo por qué quieres trabajar en una hamburguesería, hay más lugares donde laborar, Egon-dijo Caroline arrugando la nariz al ver como su hijo desordenaba las cartas.
-En primer lugar, amo esas deliciosas cosas llenas de calorías y segundo lugar, ahí fue donde no me pidieron mi licencia de conducir ni mi dirección-farfulló, tratando de seguir jugando.
-En un momento regreso-se disculpó Beatrice y abandonó la sala para dirigirse a las escaleras y subir.
Escuchó las voces de los demás al retomar el juego sin ningún problema.
Siguió subiendo hasta llegar al pasillo donde se dividían las habitaciones.
Miró a la habitación de Adam, la cual estaba cerrada y miró la suya. Se mordió los labios, debatiendose en ir a buscarlo o sacar su teléfono, usándolo de excusa al bajar.
-¿Vienes a buscarme?
Saltó del susto cuando Adam salió del baño y le dirigió una mirada gélida.
-Muy gracioso-le dijo, a la defensiva-solo vine por mi teléfono.
-Ajá-sentenció él, sonriendole con picardía-viniste a verme, no te hagas, Beth.
-Desde luego que no-musitó, azotara y pasó empujandolo para entrar a la habitación de Keren, que por el momento era suya. Él la siguió.
-Te preocupaste por mí, que lindo-continuó diciendo él, pisandole los talones dentro de la habitación.
Ella trató por todos los medios no darle la cara para que Adam no mirase sus mejillas ruborizarse.
-La verdad es que no. Solo vine por mi teléfono-repitió, sulfurada. Encontró su móvil y giró sobre sus talones rumbo a la puerta pero Adam estaba justo en el umbral, bloqueandole el paso.
Estaba de brazos cruzados frente a ella con una sonrisa torcida en los labios.
-¡Apartate!-le riñó al tiempo que lo empujaba con fuerza pero era como tratar de tirar un muro de ladrillos con los hombros.
La risa burlona de Adam le puso los pelos de punta y carraspeó indignada.
-¿Qué pretendes, Peitz?-lo enfrentó.
-Fastidiarte-respondió, casual.
-Lo has logrado, ahora déjame pasar...Hubo unos segundos de forcejeos y miradas gélidas por parte de Beatrice y muchas sonrisas por parte de Adam.
Con los ojos estrechados, ella se dio por vencida y se sentó a los pies de la cama a esperar pacientemente a que él se largara; pero no lo hizo.
Sin embargo, Beatrice no le iba a dar el gusto, por lo que se tumbó en la cama con la cara vuelta al techo y se colocó los audífonos. Fingió escuchar música mientras él le hablaba.
-¡Hey! ¡No me ignores, Beatrice!-le espetó Adam, molesto. Pero ella lo ignoró-¡Pantera!
-Hello... it's me-comenzó a cantar con toda la intención-how are you?...Y de pronto, Beatrice tuvo que saltar de la cama justo antes de que Adam le pusiera las manos encima y se apresuró a llegar al pasillo.
Pero él la detuvo, sujetando su antebrazo.
-¡Sueltame ya, Adam!
-Tranquila, tranquila-dijo él, pero no la soltó.
-Estás actuando de una manera tan extraña, eh-ella estrechó sus fabulosos ojos verdes y él por fin la soltó.
-¿Yo?
-Sí...
-Solo estoy jugando contigo, ¿acaso eso es malo?-arqueó las cejas y le envió una mirada llena de malicia, que dejó sin aire a Beatrice.
-No es malo, pero detesto que actúes extrañamente conmigo. -¿Qué más da? Tienes que lidiar conmigo durante mucho tiempo, panterita.
-No me digas así-le riñó, encolerizada y apretó los puños.
-Tienes unos ojos muy bellos-le soltó Adam sin miramientos, sorprendiendola. Incluso él mismo se sorprendió y trató de disimularlo-¿tienes planes esta noche?
-Son imaginaciones mías o estás siendo muy cursi conmigo, Adam Peitz-achicó los ojos hasta parecerse a dos pequeñas rendijas verdes y se cruzó de brazos.
-¿Tienes planes esta noche?-repitió él, azorado.
-¿Estás invitandome a salir?
-De hecho hemos salido muchas veces, pero sí, estoy invitandote a salir esta noche-le guiñó un ojo, haciendo que Beatrice volviera a perder el aliento.
-Lo siento, no puedo-se rehusó. -No tienes planes, ¿Qué más vas a hacer, eh?
-Nada que te importe-le sacó la lengua.
-Quiero perderme esta noche contigo, Beth.
-¿Qué?
Vaya respuesta de parte suya. ¿Perderse con ella? ¿A dónde?
-No pienso quedarme en casa jugando ese estúpido juego de mesa todo el fin de semana-dijo con incertidumbre-si no salgo a perderme con alguien esta noche, me volveré loco.
-Te entiendo perfectamente, Adam.
-Entonces vamos, salgamos esta noche. Necesito urgentemente perderme con una chica.
-¿Por qué conmigo? Pídele a otra chica que se pierda contigo toda la noche-se burló, siendo consciente de la mirada de él sobre ella.
-No quiero perderme con otra chica. Solo contigo, Beatrice.
Su voz sonó muy seria y a ella le dio escalofríos.
¿Quién era ese chico y qué le había hecho a Adam?
Un mes atrás la había querido matar.
Un mes atrás la odiaba.
Un mes atrás ni si quiera la toleraba ver.
Un mes atrás no soportaba tenerla cerca y ahora parecía ser lo contrario.
Y se sintió insegura.
A Beatrice le tembló el labio inferior y no supo que responder. Sus ojos verdes estaban clavados en los mieles de él.
Los dos se sostenían la mirada sin vacilar.
Y al final de cuentas, ella susurró:
-Está bien.
Provocando que los ojos de Adam se iluminaran victoriosos.
-Sabía que aceptarías, a las 9 de la noche nos vamos-miró el reloj de su muñeca y sonrió-tienes cinco horas para arreglarte, panterita.
Y la dejó de pie en el pasillo.
Ella lo siguió con la mirada hasta verlo desaparecer en su habitación.
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Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)
Mystery / ThrillerHa pasado 20 años desde la última vez que Egon Peitz, el peor asesino serial del mundo vio a sus hijos, un par de gemelos preciosos que procreó con su amor de toda la vida; Shelby Cash, quién fue asesinada frente a sus ojos. Ha pasado tanto tiempo...