-Tal... parece...-dijo Gabriel, respirando aceleradamente mientras le abría el cuello a uno de los sujetos armados con su cuchillo. El sonido sordo del cuerpo de aquel hombre hizo eco en sus sentidos pero no dejó de mirar a Egon-que... la historia... se está repitiendo...
Egon, que forcejaba con otro, lo noqueó solo para mirar a su amigo y fruncir el ceño.
-¿A qué te refieres?-le preguntó, al tiempo que le disparaba al hombre en la cara, haciéndole añicos la nariz y parte de los ojos.
Gabriel se aproximó a la puerta de aquella habitación y la cerró de una patada.
-Cuando nuestras vidas cambiaron-le recordó, su pecho subía y bajaba con mucha rapidez y Egon continuó mirándolo con extrañeza-me refiero a que hace veinte años también estábamos luchando por nuestras vidas porque un lunático nos quería muertos.
-Pero esta vez va a ser diferente-eludió Egon, captando por fin el comentario de su amigo-nadie de nosotros morirá y de eso me encargaré yo.A Gabriel le agradó aquella idea y le sonrió.
-¿Entonces que hacemos encerrados aquí?
-Tú cerraste, idiota-carraspeó Egon, esbozando una sonrisa maliciosa.En ese momento ambos amigos se sintieron jóvenes de nuevo. Ellos solos contra el mundo. Y literalmente estaban solos contra varios hombres armados, aunque bien, ya habían matado a dos, y faltaban tres.
-¡Abran la maldita puerta!-vociferó uno de los hombres de Blake y a Egon le subió la bilis a la garganta.
Miró de soslayo a Gabriel y éste asintió.
Ambos amigos empuñaron con fuerza sus herramientas de pelea; un cuchillo y una pistola, antes de embestir la puerta con el hombro y derribarla, y no dándole tiempo al sujeto que los esperaba del otro lado, Egon le disparó en el pecho y Gabriel pasó a su lado cortandole la garganta. El cuerpo se contorsionó por un instante y Egon le robó la M16 y el repuesto de balas. Gabriel le quitó también a los otros dos sujetos y corrieron por el pasillo, donde se dieron cuenta que venían más hombres de Blake en su búsqueda.
-¡Adam!-gritó Egon, al no ver a su hijo por ningún lado. Sabía que Keren estaba a salvo porque Set se la había llevado fuera de la casa.
Gabriel tiró de él hacia un rincón detrás de una enorme pintura que se había caído y se ocultaron.
-Tranquilizate. Adam es muy listo, de seguro está luchando-dijo Gabbe.A unos pasos de distancia, una de las otras puertas del pasillo se quebró en dos pedazos, dándole paso a dos hombres que salieron a grandes zancadas. Egon asomó la cabeza para ver que era lo que arrastraban por el suelo y el corazón se le detuvo por un segundo.
En la alfombra, y llevando cada hombre un brazo, iba Adam deslizándose cruelmente con los ojos cerrados y la cara llena de sangre. Una de sus piernas estaba doblada en una posición extraña y no daba indicios de estar consciente.
Era como si la mitad de sus fuerzas se hubiese ido de tanto solo verlo.
Le hirvió la sangre de solo pensar que esos dos malditos le habían hecho daño a su hijo.
-¡Egon, no!-gritó Gabriel cuando él se lanzó hacia esos hombres y comenzó a dispararles como un loco.
Le importaba muy poco si moría, lo que tenía en mente era salvar a su pequeño hijo.
Los dos sujetos se desplomaron el suelo, sin embargo, otro grupo de hombres se dirigía a ellos desde las escaleras.
Egon se acomodó la M16 en el hombro y se arrodilló frente a Adam. Le tomó el pulso y se sintió aliviado al ver que respiraba. Solo estaba desmayado.
Fue como si un interruptor dentro de él se hubiese encendido de nuevo, haciéndole recuperar sus fuerzas. Por lo que cargó a su hijo y lo ocultó en otra habitación para volver por él después de todo hubiera terminado.
De pronto, alrededor de diez hombres lo rodearon al salir de ahí y no tuvo miedo. Él jamás había sentido ese sentimiento, solo cuando su familia estaba en peligro, no cuando él lo estaba.
-Egon Peitz-le dijo uno de ellos con voz neutral.
Pero él no contestó. Simplemente le dirigió una mirada iracunda y furtiva.
-El señor Blake dio órdenes de llevarte ante él.
-¿Y qué quieres que responda?-masculló.
-Que no te resistas y vengas con nosotros.
-Jamás en la vida he sucumbido a las órdenes de alguien, y hoy no será la excepción, teniendo en cuenta que se trata de ese imbécil-gruñó. Egon aun aferraba la M16 al igual que los demás. Solo había cuatro sujetos frente a él y los demás posibilidades habían ido en busca de alguien más a quién exterminar y deseó que Gabriel se hubiera largado de ese lugar donde había permanecido oculto.
Notó como a los cuatro hombres les temblaban las manos considerablemente mientras le apuntaban con sus armas y alzó las cejas.
-Miren, hijos-dijo Egon con voz tranquila, a pesar de que por dentro se estaba desatando el infierno-tienen oportunidad de largarse de aquí y vivir una vida feliz y tranquila. Esta no es su pelea.
-¡Nosotros estamos para servirle al señor Blake!-gritó el que estaba al final y parecía más temeroso que el resto. Egon sonrió.
Y detrás de ellos, alcanzó a ver una melena rubia desaliñada y un piercing en la ceja de aquel nuevo sujeto. Fugazmente, Set le dirigió una mirada cómplice y se acercó a los cuatro sujetos por la espalda.
Egon solamente se quedó mirándolos con una sonrisa lobuna en los labios cuando uno a uno abría desorbitada sus ojos casi saliéndose de sus cuencas cuando Set disparó uno a uno a la altura del cuello.
Y un segundo después, solo habían cuatro cadáveres con orificios en el cuello, desagrandose.
-¡Por Dios!-exclamó Egon, quitándole municiones a los hombres y mirando a Set con incredulidad-¿Qué haces aquí? Se supone que tenías que sacar a Keren de aquí.
-Lo he hecho-sentenció el rubio, con la adrenalina fluyendo por sus venas. Estaba sonrosado del rostro y del cuello. En sus manos sostenía una de las armas de los sujetos y sus mirada era fría y calculadora.
-¿Y qué haces aquí? ¡Tenías que irte con ella!-le espetó Egon y ambos salieron al pasillo con las armas en alto.
-No podía dejarlos-murmuró el chico con desdén.
-¿Qué?-le ladró Egon-¡El plan era que...!
-¿Acaso no entiende, señor Peitz?-musitó Set, bajando la mirada.
-No.
-Ahora ustedes son mi familia, no solo Keren. Ella está a salvo, solo falta que ustedes también lo estén.
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Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)
Mystery / ThrillerHa pasado 20 años desde la última vez que Egon Peitz, el peor asesino serial del mundo vio a sus hijos, un par de gemelos preciosos que procreó con su amor de toda la vida; Shelby Cash, quién fue asesinada frente a sus ojos. Ha pasado tanto tiempo...