Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)

94. 5

La inmensa alegría que Keren sentía en ese momento no podía ser explicada por nadie. El hecho de ver a su hermano gemelo en ese preciso lugar le llenó de alivio y emoción; ya que eso quería decir que todos estaban en Los Ángeles.
En cuanto lo había reconocido, lo abrazó fuertemente y rompió a llorar como niña pequeña.
Jamás, en toda su vida, había estado tan asustada. Ni si quiera al haber sido raptada por Roch. Sino porque pensó que alguien peor que él había llegado a lastimarla.
-Todo estará bien a partir de ahora, ¿sí?-le besó la cabeza y no dejó de acariciarle la espalda-¿Te trataron bien, cariño?
Ella asintió, aun sin poder creer que él se hallaba ahí.
-¿Y a ti, Henry...? Oh Dios-dijo Adam con sorpresa-¿Qué te pasó en la cara?
-Me dieron una paliza-repuso Henry, sonriendo dulcemente-pero estaré bien.
Adam sonrió.
-Bueno, vámonos. ¿Dónde está Allen?
-Iré por él-se ofreció Henry y echó a correr escaleras arriba.
Keren condujo a Adam y a Beth hacia el sofá y divisó a la señora Renny tratando de levantarse. La habían amarrado de las muñecas y pies.
-¡Ladrones!-gritó, horrorizada.
-No. No. Tranquila. Él es mi hermano Adam y ella es su novia, Beth-se apresuró a decirle mientras la liberaba.
-¿Él es... él es tu gemelo?-preguntó con los ojos brillantes. Y cuando estuvo liberada por completo, se puso en pie y se acercó a él.
-Somos más bien mellizos pero nos gusta mejor gemelos-alardeó Adam, sonrojado.
-¡El señor Roch estará encantado de verte, jovencito!-exclamó emocionada pero su expresión se ensombreció-pero no debiste entrar como un ladrón. Para eso existe una puerta, aunque no entiendo como fue que violaron la seguridad.
-Estos puños no solo están de adorno, querida señora-dijo Adam, mostrándole los nudillos rojos e hinchados.
-¿A qué se debe ese comportamiento?-quiso saber, mirándolo con desconfianza.
-Vengo por mi familia, ¿no es obvio?
-El señor Roch no dejará que se la lleven. Él no tardará en venir.
-¿El señor Roch? ¿no es un tipo musculoso, tatuado y con pelo canoso?-preguntó Adam en tono juguetón.
A la señora Renny se le fue el color del rostro.
-¿Acaso...?
-Lo interceptamos en la entrada-añadió Beatrice, orgullosa-y será mejor que coopere, señora. No queremos problemas.
-¡Cómo pudieron!-chilló la mujer con desesperación-¡Llamaré a la policía!
-Si da un paso más, la mataré-graznó Beatrice, sosteniendo un cuchillo en la mano con aire demencial.
Keren jamás la había visto así, era como si el espíritu de Set hubiese reencarnado en ella.
-¡Adam, Beth!-gritó Allen, precipitandose a bajar las pocas gradas que faltaban para terminar la escalera-¡están aquí!

Beatrice ocultó el cuchillo detrás de su espalda cuando el niño apareció.
Corrió hacia Adam y este se inclinó para cargarlo en sus brazos.
-¡Campeón!
-¡Estás aquí! ¡Estás aquí!-canturreó el pequeño sin tener la menor intención de soltar su cuello.
-Sí, y ya nos vamos-agregó él con petulancia.
-No pueden irse sin antes decirme donde está el señor Roch-sentenció la mujer con incertidumbre.
-¿Qué ocurre aquí?-preguntó Henry con el ceño fruncido.
-Ocurre que nos largamos, ahora-masculló Adam y Allen se aferró a su cuello como si su vida dependiera de ello.
-De acuerdo-asintió Henry, comprendiendo la situación y avanzó hacia Keren. Ella miraba con desdén a la señora Renny y a Adam. No quería ninguna pelea.
-Nos iremos y usted no hará nada para impedirlo-musitó Beatrice con veneno.
Y Keren alcanzó a verle sangre en sus nudillos al momento de apretar el cuchillo detrás de su espalda.
-Bien, bien-dijo la mujer con precipitación y alzó las manos-solo díganme donde está el señor Roch. No pido más.
-Lo dejé tacleado a unos metros de la casa junto con sus guardaespaldas. Aunque creo que ellos necesitan ayuda médica urgente porque los atropellé sin miramientos-replicó Adam-y como no hay nada más que añadir, nos retiramos todos. Gracias por la hospitalidad, pero ya nos vamos.
Henry se apresuró a abrir la puerta de la calle y se quedó de piedra al encontrarse con los ojos negros de Roch, mirándolo con frivolidad pero con una leve sonrisa de cinismo en los labios. Estaba claramente golpeado y apenas podía respirar. Apartó al chico de un empujón y entró cojeando a la casa.
Adam lo miró con desprecio al igual que Beatrice.
-Así que no moriste-observó Adam con irritación. A Allen se le cortó la respiración por un momento.
-¿Creen en serio que todo ese show barato me iba a vencer? Quizás mataron a mis guardaespaldas pero a mí no-dijo con voz dura-yo jamás les haría daño a ustedes. Son mi propia sangre pero ahora mismo estoy realmente molesto-postró sus ojos en Adam y continuó hablando-mandé a mis hombres por ti. ¿Por qué me agrediste? Eres mi sobrino, Adam-en su voz había cierto dolor.
-Pues yo no te conozco. Raptaste a mi hermana, a mi medio hermano y a mi primo de la manera más miserable. Yo no soy de esa clase de personas que pasa por alto este tipo de cosas-gruñó-soy muy rencoroso y jamás olvido, y menos el susto y el daño que le provocaste a mis hermanos.
-Haga el favor de apartarse de la puerta porque ya nos vamos-farfulló la pelirroja con los nervios de punta.
-¿Quién eres tú?-inquirió Roch sin interés.
-Mi prometida-contestó Adam rudamente.
-Muy bien-dijo Roch y esbozó una de sus sonrisas brillantes-me agrada que la familia se expanda más. Y como verán, nadie saldrá de aquí-y cerró la puerta deliberadamente.
Henry trató de acercarse pero Roch sacó rápidamente una pistola con silenciador del bolsillo.
-No quiero problemas, chico.
-Entonces déjenos ir-protestó Henry sin una pizca de miedo.
-A ti puedo dejarte ir, junto con el niño y la pelirroja. Pero mis sobrinos se quedarán aquí conmigo.
-Trato hecho-espetó Adam.
-¿Qué?-exclamaron Henry y Beatrice al unísono. Keren simplemente se dedicó a acariciarle las mejillas a Allen para distraerlo del mal momento.
-Él no los quiere aquí. Váyanse-ordenó Adam, enviandoles una mirada severa que decía muchas cosas. La primera que comprendió todo fue Beth y asintió. Y finalmente Henry-tienen que irse. Ahora y llevense a Allen.