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Kevin, reuniendo toda la calma posible, colgó el teléfono y aspiró aire profundamente a través de la boca. Desvió la mirada de ella a la puerta y de nuevo a ella. Cuadró los hombros y sintió una opresión en el pecho.

Y antes de que pudiera añadir algo, el teléfono de Keren hizo un breve sonido.

-¿Te está llamando alguien?—le preguntó él, con nauseas.

-No. Es un mensaje—ella respondió con las cejas juntas mientras hurgaba en sus bolsillos— ¿Quién te llamó a ti?—añadió distraída.

Y sin previo aviso, alguien llamó a la puerta a base de pequeños golpes con sutileza, pero a medida que pasaban los segundos, cuyos golpecillos sutiles de convirtieron en azotes desesperados.

Kevin, quién ya no podía apartar los ojos de la puerta, hizo una mueca y tragó saliva.

Improvisando de lo que haría a continuación, miró a Keren con inquietud y ella a su vez le devolvió la mirada con el teléfono en sus manos.

-¿Confías en mí, pequeña?—le preguntó él en voz demasiado baja.

Keren abrió los ojos como platos y se relamió los labios con desdén.

-Desde luego que sí—contestó en un susurro—pero, ¿Qué pasa? ¿Por qué no abres la puerta?

-La o las personas que están detrás de esa puerta no son buenas—siseó Kevin, guardó el teléfono en su bolsillo y le agarró una mano a la chica que lo miraba perpleja—vienen de parte de mi antiguo trabajo.

-¿Qué quieren de ti?—preguntó ella, claramente sorprendida y a la vez temerosa.

Le temblaba brevemente el labio inferior y sus mejillas habían enrojecido.

Entonces un golpe sordo atravesó la estancia y la puerta se precipitó fuera del umbral. Alguien estaba tratando de derribarla a la fuerza.

-Quieren...quieren que yo te asesine—titubeó, sintiendo el sudor frío que había comenzado a perlarle la frente.

Keren le soltó de un tirón la mano y se estremeció sin dejar de mirarlo como si de un bicho raro se tratase.

-No me mires así—susurró con angustia—no tenemos mucho tiempo. Si quieres salir viva de aquí, debes obedecerme.

-Pero, ¿Qué hay de ti, Kevin? Si piensas que huiré de aquí sin ti, estás equivocado. Tenemos una charla pendiente de esto y tú no morirás—se acercó a él y lo agarró del cuello de la camisa con fuerza—vámonos. Encontraremos una salida por otro lado.

Kevin se quedó pasmado en su sitio y esbozó una sonrisa al ver la determinación y fiereza de la chica.

Los dos se deslizaron de nuevo a la habitación y él se encargó de sacar una pistola que guardaba dentro de su buró. Con dificultad le cambió el cartucho bajo la mirada quisquillosa de ella en la puerta del baño, que al parecer estaba hablando por teléfono.

-No llames a la policía—le ordenó él.

-Estoy hablando con Set.

Kevin dio un respingo al solo escuchar el nombre de ese cretino y trató de disimular su incomodidad. Hizo caso omiso y continuó verificando el arma mientras los azotes continuaban afuera.

-No creas que con tu mensajito me tienes muy contenta. Te dije que nunca volvieras a buscarme—gruñó Keren al teléfono.

Le habían puesto seguro a la puerta de la habitación y le colocaron también un mueble atravesado, sin embargo, no iba a durar mucho, así que debían darse prisa.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora