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[Adelanto... ]

Después de recibir un buen corte de cabello, Kevin Black se despidió de su amiga con un beso salvaje en los labios y prometiendole que iría a verla en unos días más para pasar el rato.
Se aventuró en las calles en su auto mientras se pasaba una y otra vez la mano sobre su cabello rubio recién cortado y su piel de la cara tan suave como la de un bebé.
Cada que se quitaba la barba; su rostro volvía a parecerse al chico de quince años que vivía en Nueva York con sus hermanas gemelas y sus padres antes de que murieran y mucho antes de cruzarse con Shelby Cash y Egon Peitz.
De solo pensar en ellos se le revolvió el estómago. Shelby estaba muerta pero Egon probablemente seguía con vida en ese lugar para locos y sintió coraje.
Tras la muerte de sus abuelos, un sujeto peculiar, el que ahora era su padrino, se hizo cargo de él y lo llevó por el camino de la mala vida-buena vida.
Su padrino fue el encargado de abrirle los ojos desde el primer momento que lo llevó a vivir con él a España. Todavía recordaba con exactitud las primeras palabras que le dijo:
"Esas personas que mataron a tu familia no merecen llamarse amigos. He venido por ti para cuidarte y para ayudarte a vengar la muerte de tus padres. Yo no soy tu familia de sangre pero nos une algo muy importante: nos dejaron solos, acabaron con nuestra vida. Así como perdiste a tus padres, yo perdí al mío por culpa de Egon Peitz"
En ese momento Kevin no lo entendía y tampoco sabía quien era ese sujeto de pelo rubio y de ojos negros que lo miraba con regocijo. Era tan solo unos años mayor que él, quizás veintidós años.
Y no pensó que con el paso del tiempo se convertiría en su única familia y lo transformaría en lo que era ahora: Un narcotraficante muy bueno y respetado.
Recordó también cuando soñaba con ser parte de la familia de Egon, aunque lo anexaron a ser uno de ellos pero no de la manera en la que él hubiese querido. Solo lo quisieron por ser bueno en la informática y porque tenían cargo de conciencia por matar a sus padres.
Y en ese momento, veinte años después, todos podían irse a la mierda.
Kevin Black, su patético nombre. Tuvo la oportunidad de cambiarselo pero decidió conservarlo, para que algún día; todos los que lo lastimaron, de dieran cuenta que ese niño indefenso ya no lo era más.
Ya entendía ahora por qué Egon amaba todo el rollo de la delincuencia.
Kevin era narcotraficante, no asesino. Es decir; nunca había matado a nadie directamente, sino daba órdenes y alguien más mataba por él.
Y por más que intentaba asesinar a sangre fría a alguien, desistía a hacerlo, porque él no estaba loco. Él no era como Egon Peitz. Él era mucho mejor que él.

De repente; la canción de "Midnight City de M83" comenzó a sonar desde su teléfono y atendió a la llamada poniéndola en altavoz.
-Aquí, Black.
-Te estoy esperando, ¿por dónde vienes?
-Estoy llegando al estacionamiento.
-Bien; date prisa porque esto es serio.
Su padrino le colgó y él se apresuró a meterse al estacionamiento privado y saludó con un gesto en la cabeza al sujeto que era el encargado de cuidar la entrada.
Al cabo de diez minutos, ya estaba sentado frente a su padrino, Steve Blake.
Kevin sentía sus ojos negros sobre los suyos mientras bebía un zumo de naranja que Steve le había ofrecido y sintió ganas de vomitar.
-¡La mercancía que supuestamente iba a ser entregada en Alemania ha sido robada!-masculló su padrino con los ojos en llamas. Su cabello rubio y con canas se revolvió al tiempo que empujaba la silla donde estaba sentado y golpeaba la mesa con el puño.
Kevin no se inmutó, él era el único que podía sostenerle la mirada sin miedo. Pero en ese instante estaba aterrado. Eran las pocas veces que sucedía eso: Robo de mercancía.
-Me llamaron en cuanto sucedió-añadió Kevin con voz trémula-les exigí una explicación y lo único que me dijeron fue que el repartidor se lo robó a escondidas.
-¿Cómo se llama ese mequetrefe?
-Le dicen Hitachi-carraspeó Kevin-mi vuelo a Alemania sale en tres horas. Iré a partirles la cara a esos imbéciles, no te preocupes.
-¡Así me gusta!-exclamó Steve Blake con una sonrisa de oreja a oreja-eres muy estupendo, ¿lo sabías, pequeño Black?
Se acercó a él y le revolvió el cabello.
-¿Nuevo corte?-le preguntó.
-Sí. Ya estaba muy largo.

Steve se alejó de él unos pasos y volvió a sentarse en la silla que había lanzado lejos minutos atrás. Posicionó ambas manos a lo largo de la mesa como si tuviera intenciones de rezar.
Cerró los ojos un momento y los abrió mientras suspiraba.
-Vas a ir tú solo a Alemania esta vez, Black-sentenció-nadie más irá contigo.
-¿Por qué yo solo? Siempre me acompaña Dimitri-protestó, confundido.
-Míralo como si fuese una prueba-murmuró, esbozando una sonrisa tranquilizadora-tienes que aprender a matar a sangre fría, Black, de lo contrario, no podrás seguir teniendo el cargo estupendo que tienes ahora. Eres mi mano derecha, hijo. Y como tal, tienes que tener el valor moral de asesinar.
-Steve, ¿por qué debo matar personas, si sólo es cuestión de entregar mercancía?-cuestionó, sabiendo la respuesta.
-¡Porque eres un criminal!-exclamó su padrino con euforia-y por lo tanto, debes saber defenderte.
-Ya sabes lo que pienso sobre eso-hizo una mueca y desvió la mirada de la suya.
-¿Recuerdas que hace veinte años; cuando te di cobijo, me dijiste que querías ser todo un criminal porque tus amiguitos lo eran?
Kevin asintió, y apretó la mandíbula con fuerza.
-Pues te he dado todo lo que necesitas para serlo.
-¡Ya soy un criminal!-espetó Kevin a la defensiva.
-Eres narcotraficante, no un asesino y un criminal completo es asesino. Y eso te falta a ti.
-Ya lo sé. Pero no estoy listo.
-Egon Peitz era menor que tú cuando ya asesinaba a las personas-siseó con amargura-él mataba bajo las órdenes de mi padre y al final de cuentas terminó matandolo. Mató a mi padre.

Kevin parpadeó sin cambiar su postura.
Sí, Kevin Black había recibido cobijo por parte del hijo menor de Marlon Blake, Steve Blake.
Steve Blake era su padrino en ese momento y estaba loco de remate. Y lo recogió solo con el fin de buscar venganza. A pesar de que Kevin no lo apoyaba en ese aspecto, aceptó trabajar con él. Y años después; lo de la venganza tampoco le llamaba mucho la atención; porque aunque Egon y los demás habían sido los causantes de su desdicha, lo quisieron. Pero les guardaba cierto rencor.
-Marlon también asesinó a la novia de Egon-le recordó-y bueno, Peitz la amaba y pues...
-No lo justifiques-gruñó-también mató a mi hermano mayor sin miramientos, ¿Acaso se te olvida? Me dejaron solo en la vida, Black.
-Lo sé. La muerte de Norman fue muy espantosa pero tuvo un propósito: Él quería matarnos. A todos. Incluyendome a mí.
-No me interesa-sentenció Steve-eres mi sobrino y vas a ayudarme.
-¿A qué?
-A buscar a Egon Peitz y terminar con lo que mi padre y mi hermano comenzaron.
-¿Planeas matarlo?-elevó las cejas y Steve asintió.
-Planeo hacerlo sufrir y no sólo a Egon, sino a todos los que tengan un vínculo con él. -¿Y no crees que esto de vengarse no está muy pasado de moda?-inquirió el rubio de ojos grises con cautela.
Sin embargo, su padrino le envió una mirada lasciva que le hizo cerrar la boca.
-Ve a Alemania y arregla ese maldito asunto. Ve con Dimitri si tanto es tu miedo de matar a un civil-le dijo con irritación-y en cuanto lo resuelvas, vienes de inmediato. Saldremos de viaje lo antes posible.
-¿Adónde?-quiso saber Kevin.
-A Norteamérica.







Hola:) les dejo un pequeño adelanto ^-^ oigan, tranquilas, Kevin Black no es lo que piensan, aunque bueno, no lo subestimen:3
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Y de darse una vuelta en mi historia The Last Sigh.



Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora