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Aquellos tres meses resultaron ser una gran agonía para Set. Las primeras semanas encerrado ahí le parecieron divertidas, puesto que todos sus compañeros no le dirigían la palabra y los guardias le temían. Pero a medida que transcurrió el tiempo, todos le perdieron el temor y comenzaron a molestarlo.
Era un verdadero infierno.
En las duchas, se burlaban de las palabras labradas por Keren en su espalda y se moría de coraje. Varias veces se enfrentó con más de diez reos y los policías tuvieron que intervenir. Sin embargo, solo a él castigaban. Lo dejaban sin comer por tres días en una celda aislada a los demás.
En esos días se ponía a meditar y a pensar muy bien lo que haría los días posteriores.
Cuando pasó un mes y medio, ya había aprendido a comportarse ante los policías.
-Hey, ¿Qué te pasó? ¿te mordió la lengua el ratón?
Se burlaban de él a pesar de permanecer tranquilo en su celda o en el almuerzo. Es decir, no lo dejaban en paz y a Set se le estaba terminando la paciencia.
-¿Por qué muy callado, eh?-un día uno de los que se la pasaba molestandolo, lo agarró del hombro con brusquedad y le tiró su plato de comida al suelo, provocando un sonido estruendoso que acaparó la atención de todos los hombres que almorzaban-ay, ¿por qué tiraste tu comida? Que desagradable. Ahora morirás de hambre todo el día.

Y todos rompieron a reír. Pero Set estaba quieto en su asiento, sosteniendo el tenedor con fuerza y con los ojos fijos en el suelo donde yacía su comida.
Movió los ojos en dirección a las piernas del imbécil-que aun lo tenía agarrado de hombro-y giró el tenedor con rapidez y en un movimiento brusco, se lo incrustó en la pierna izquierda del hombro y después lo embistió al suelo mientras su oponente aullaba de dolor. Le quebró el tenedor en el interior y después le pateó el estómago con todas sus fuerzas.
El hombre trató de incorporarse pero Set le dio un golpe en la cara con el plato metálico de su comida y su cabeza del sujeto cayó hacia atrás con fuerza. Y antes de que su cráneo cayera al suelo, lo cogió del pelo y con la parte del tenedor que había quedado en su mano, esbozó una leve sonrisa y se lo incrustó en un ojo. El sujeto gritó como un loco y se contorsionó. Entonces Set le sacó el tenedor con fuerza y salió con premio: El ojo del hombre y chorros de sangre.
Al parecer, aquello provocó el desmayo inminente o la muerte del hombre porque cayó al suelo y no se movió más.
Set se levantó con los ojos casi negros de la adrenalina. Miró a su alrededor y todos los hombres estaban pálidos, con los ojos entornados y con la boca abierta, temerosos. Ni si quiera se atrevían a acercarse.
Aun sostenía el trozo del tenedor con el ojo azul lleno de sangre y lo colocó en la mesa, al lado de un plato metálico con comida que probablemente le pertenecía a alguien más.
Se sentó como si nada hubiera pasado y comenzó a comer gustosamente del plato ajeno con el ojo, sangre y el hombre a un lado.
Comió en total silencio, observando a través del rabillo del ojo a su alrededor. Nadie se movió. Nadie parecía haber estado respirando en los siguientes cinco minutos, hasta que alguien reaccionó y comenzó a gritar.
-¡Auxilio! ¡Un loco acaba de matar a un compañero!
Momentáneamente, Set giró el rostro hacia el dueño de la voz y le envió una mirada furtiva.
Era un sujeto joven como de su edad de raza negra. Flacucho y muy alto. Se aferraba a la puerta y no dejaba de pedir ayuda.
Entonces Set se levantó de la silla y todos se apartaron de él mientras caminaba en dirección al chico.
Pero antes de si quiera poder tocarlo, muchos pares de manos se cernieron sobre su espalda, brazos y cuello, inmovilizandolo.
Sin embargo, él no se inmutó. El chico negro volteó a verlo y sus ojos se tiñeron de temor y se aferró a la pared. Y los ojos aqua de Set estaban sobre él.
-Set Rex-dijo uno de los policías con voz dura.
-White-graznó Set-soy Set White.
-Esposenlo-espetó otro de ellos y entre cuatro policías lo sometieron en el suelo frío y le colocaron los grilletes en las muñecas con sus brazos en la espalda.
Set puso los ojos en blanco cuando lo levantaron con brusquedad. Su cabello rubio que había crecido un poco, le cubrió un ojo y sonrió.
-¿Por qué sonríes?-le preguntó el mismo policía que había dado la orden de esposarlo. Su rostro pálido mostraba cansancio.
-No me digas que ahora es un crimen sonreír-replicó Set sin borrar la sonrisa de sus labios.
-Acabas de matar a un hombre dentro de las instalaciones de prisión, muchacho. Te van a agregar más años a tu condena.
-No me importa-se encogió de hombros-voy a salir de aquí pronto, eso se lo aseguro-le guiñó un ojo y el policía retrocedió unos pasos de él.
-Llevenselo-ordenó el policía con una mueca de desagrado en sus labios.
Y los demás agarraron a Set y lo empujaron a caminar de regreso a su celda. Pero él se grabó el rostro de aquel chico negro en su mente para rendir cuentas más tarde.
Caminó entre los demás reos y le abrieron paso, con temor.
Y eso era lo que Set había deseado desde un principio: Miedo.
Le encantó ver la mirada aterrada de todos.
Fue trasladado a la celda aislada de siempre, pero esta vez con los grilletes puestos. Lo empujaron al interior y cayó de bruces al suelo.
El ambiente en aquella celda era fúnebre y deprimente. El suelo estaba sucio, las paredes tenían rasguños y uñas rotas incrustadas. Groserías hechas a mano y manchas de suciedad y polvo por doquier.
Pero a Set le importaba bien poco.
Rodó sobre su cuerpo y se sentó con la espalda estampada a la pared y la vista al frente, a la puerta.
Sus fosas nasales ya no olfateaban la putrefacción que habitaba ahí, puesto que ya estaba acostumbrado.
Alzó la cabeza y miró directamente hacia la cámara de seguridad que lo vigilaba, la cual emitía una luz roja; como avisandole que todos sus movimientos estaban siendo observados.
Se animó a esbozar una sonrisita cínica y luego cerró los ojos.
Estaba en una posición poco cómoda pero si intentaba moverse, probablemente llegarían a golpearlo o a castigarlo peor. Así que optó por apretar los dientes y mantenerse sereno en su sitio.
Mientras estaba inmóvil, recordó como le había sacado fácilmente el ojo a aquel hombre con un trozo del tenedor y soltó una carcajada.
Se preguntó si su padre estaría orgulloso de lo que acababa de hacer.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora