50

3.8K 393 49
                                    

Este capítulo las dejará con ganas de más 7w7
Disfrutenlo:3

Beatrice no dejaba de contemplar a Adam mientras él yacía dormido en su cama y cubierto con el edredón hasta la barbilla. Su pecho subía y bajaba lentamente al respirar, sumido en un sueño profundo; sin molestarse si quiera en los problemas que le conllevaría haber asesinado a dos personas en el piso inferior de la casa.
A pesar de que su rostro estaba enrojecido y un poco inflamado, se miraba hermoso y casi celestial.
A ella le importaba muy poco que él fuese un asesino demente, mientras no la lastimara, todo estaba bien. Y en especial ahora que habían compartido más que unos simples besos.
Se vistió con uno de sus jeans pescadores estilo militar y una blusa básica color melón. Se ató el cabello con una coleta y echándole un último vistazo a Adam, se deslizó a la sala para limpiar el desastre.
Le dolía brevemente las piernas y se ruborizó de solo recordar el momento anterior que compartió con el chico malditamente sexy que dormía en su cama.
Sacudió la cabeza para alejar aquellos recuerdos pecaminosos y logró encontrar una escoba y utensilios necesarios para eliminar el rastro de sangre que había por todas partes.
Se puso los guantes que usaba su madre para limpiar y se colocó un cubre bocas para así no sentir el olor rancio de sangre.
Comenzó barriendo los trozos de los jarrones y acumularlos en la cocina. Luego se encargó de sacar bolsas enormes color negras que eran especialmente para basura y metió ahí los fragmentos.
Empujó los sillones a un rincón para dejar espacio donde la sangre de Keren estaba adherida al suelo, mezclada con la de los policías.
Se acuclilló entorno al charco de sangre y comenzó a tallarlo con un cepillo pero ni si quiera utilizando la fuerza bruta logró borrar algo. La mancha continuó intacta y tomó medidas más drásticas.
Llenó un bote con agua y jabón y metió el cepillo dentro. Lo acercó de nuevo al círculo de sangre y comenzó a tallar con fiereza.
Al cabo de media hora, el piso estaba limpio pero el bote de agua y jabón estaba teñido de rojo. Y le dolían los brazos, la columna y las caderas.
Pero el esfuerzo había valido la pena. Llevó el bote de agua sucia al patio y lo regó en una esquina; lejos de donde Adam había enterrado los cuerpos.
Regresó a la cocina y se lavo las manos y la cara.
Acomodó los muebles y salió a la calle a tirar la bolsa de basura.
Roció aromatizante en toda la casa y se dejó caer en el sofá con cansancio.
La casa estaba completamente limpia y miró el reloj: 6 am.
Ya había amanecido y ella tenía demasiado sueño.
No fue a recoger las cenizas de su madre y tampoco fue al hospital a ver su padre y a su hermano. Y tampoco Adam a Keren.
Abrumada, optó por subir las escaleras y dormir un rato.
Cuando se deslizó al dormitorio, se encontró a Adam aun durmiendo plácidamente en su cama, destapado hasta la cintura.
Su rostro estaba más enrojecido pero menos inflamado.
Sus largas pestañas negras estaban situadas sobre sus mejillas sonrosadas y las aletas de su nariz se abrían lentamente al respirar.
Ella estaba extasiada de tanta belleza masculina.
Se quitó las sandalias y se tumbó junto a él, a una distancia  apropiada para dejarlo descansar. Se hizo un ovillo a la orilla de la cama y cerró los ojos.
Despertó horas después, al sentir algo suave recorrer su rostro de arriba abajo. Arrugó la nariz y abrió los ojos de soslayo.
Le ardieron por la luz y se acopló rápidamente a la habitación.
Su mirada se cruzó con los ojos mieles de Adam al otro extremo de la cama, pero su rostro estaba solo a unas pulgadas de distancia del suyo.
-Tal parece que te gustó lo de anoche-ronroneó Adam con voz ronca.
Sus ojos estaban ligeramente estrechados por el sueño pero su sonrisa era radiante. Parecía que Adam había olvidado los acontecimientos pasados y volvía a ser el mismo de siempre.
Pero ella no le respondió. Se quedó en silencio, contemplandolo.
-Oficialmente ya eres mía, panterita. Solo mía-su brazo izquierdo se deslizó por encima de la espalda de Beatrice y se posicionó a la altura de su cintura. Y él la acercó a su cuerpo hasta rozar sus narices.
-¿Por qué oficialmente? No entiendo-dijo ella, adormilada y suspiró, cerrando los ojos de nuevo, y sintiendo la respiración de Adam en sus mejillas.
-Soy el primer hombre en tu vida.
-Querrás decir el primer hombre entre mis piernas-le corrigió, soltando una risita tonta y se negó a abrir los ojos.
-Exacto. Y espero ser el primero, el último y el único.
Beatrice abrió los ojos y lo miró. Él la miraba fijamente.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Creo que he hallado a la chica que necesito en mi vida y por ende, no voy a dejarte escapar.
-¿Te das cuenta de que estás diciendo cosas sin pensar? De seguro estás sonámbulo.
-Por supuesto que no-sonrió de oreja a oreja.
-Adam, has dicho eso solo porque quizás te gustó tener sexo conmigo a pesar de que yo era virgen-se negó a creer en sus palabras-además, anoche te comportaste muy extraño conmigo.
-Maté a dos personas, ¿Qué esperabas? El Adam que tenía oculto en lo más remoto de mi cuerpo fue liberado por un rato, no era mi yo ordinario. Era mi yo oscuro-le explicó-y por eso mismo te digo que te quiero conmigo. Porque no me abandonaste ni  te pusiste como una loca a pedir ayuda.
-Estuve tentada a hacerlo-le informó.
-Pero no lo hiciste-le acarició la mejilla derecha con regocijo.
-He limpiado la casa-le dijo.
-¿Por qué no me despertaste para ayudarte?-juntó las cejas, sin dejar de acariciarla.
-Porque dormías tranquilamente. No quise molestarte.
-Tengo que compensartelo de alguna forma-dijo, su tono de voz tuvo un trasfondo pícaro y ella puso los ojos en blanco, esbozando una sonrisa.
Y se acercó a cuello con una sensualidad que le provocó casi taquicardia a Beatrice. Al momento en que sintió sus deliciosos labios sobre su piel, jadeó pero más fue un gemido de emociones encontradas.
Adam estaba desnudo completamente y eso quería decir que era muy probable que mantendrían relaciones sexuales en la mañana, eso que llamaba "Sexo Matutino".
-Estás sin ropa-dijo ella, cuando él la abrazó, metiendola a la sábana también.
-No hay nada que no hayas visto ya-le susurró en la oreja y ella sintió sus manos recorrerle la cintura y después sus pechos-y tampoco tienes nada que  yo no haya visto.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora