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Egon guardó lentamente el papel en el pantalón y alzó las manos a la altura de sus hombros. Su mirada oscura se encontró con la castaña del otro hombre, que lo miraba con rabia y le apuntaba directamente en el pecho.
-¿Quién eres y por qué traes puesto ese uniforme?-le gritoneó a Egon.
Mientras la tensión los abrazaba, evaluó sus opciones:
1-Estaban perdidos
2-No había hacia donde esconderse
3-Iba a morir sin haber rescatado a su hija.
4-Estaba encolerizado hasta el cabello.

-¡Oye, tú!-Set gritó en alguna parte de la estación provocando que el sujeto que tenía amenazado a Egon titubeara y comenzara a temblarle la mano que sostenía el arma. Y entonces ocurrió algo fascinante, el sonido del disparo casi le reventó los tímpanos a Egon, ya que la bala pasó rozandole la oreja izquierda antes de incrustarse en la mejilla de aquel hombre, que cayó muerto al suelo en un segundo.
-¡Casi le vuelas la cabeza a mí también!-gritó Egon con el corazón desembocado.
-Nunca fallo-fue todo lo que dijo Set y continuó amordazando a la mujer que estaba inconsciente en el suelo.
-Vámonos ya. Tengo todo lo que necesito-le instó Egon.
-¿Será que la matamos o la dejamos vivir?
-Matala. No quiero que quede ningún cabo suelto-gruñó y Set asintió, maravillado.
Entonces el rubio le disparó dos veces a la mujer, un tiro en la cabeza y otro en el pecho. Guardó la pistola en el bolsillo y siguió a Egon hasta la puerta.
-¿Qué haremos ahora?-quiso saber.
-Hay que quitarnos esta ropa.
-No pienso andar desnudo por todos Los Ángeles-protestó el rubio. Egon elevó los ojos al techo y comenzó a quitarse la ropa.
-Es eso o morir. Tú eliges-vociferó Egon sin apartar los ojos de la calle-solo quítate la camisa y quédate con los pantalones. ¿Traes camiseta abajo?
-Me puse todo lo que traía puesto ese sujeto excepto el boxer. El boxer es mío.
-También yo. Entonces los pantalones y zapatos nos lo vamos a quedar puesto. La camisa no. Pero hay que llevarla con nosotros y tirarla en alguna parte-dobló la camisa y abrió la puerta-vámonos ya.
Se escabulleron por la acera a todo pulmón y corrieron hacia una calle muy transitada. Divisaron un cubo enorme de basura y echaron ahí las camisas hasta el fondo. Siguieron corriendo y Set detuvo un taxi de la manera más dramática.
Casi se lanzó sobre el vehículo.
-¡Llevenos a la entrada de la ciudad!-exclamó Egon, entrando torpemente a la parte de atrás con Set.
El chofer los miró con cara de póquer y asintió. Salieron disparados hacia el punto de encuentro con los demás.
Ahora que su corazón latía con normalidad, Egon sacó el papel del bolsillo y verificó la dirección. La estrujó en su mano y volvió a guardarla como un tesoro.
De pronto escuchó un sinfín de sirenas policíacas a varias calles de distancia y palideció. Notó la tensión de Set pero ambos se obligaron a calmarse con la mirada.
Fugazmente miraban con desesperación hacia atrás pero no había ningún policía persiguiendolos.
-No son de aquí, ¿verdad?
Egon y Set saltaron del susto cuando el chofer habló.
-No. Somos extranjeros pero nos hemos perdido...
-... y vamos a reunirnos con nuestros amigos ahora mismo-concluyó Egon, forzando una sonrisa.
-¿De dónde son?-preguntó el sujeto con interés.
-Polonia-contestó Set.
-Dominan bien el inglés-observó el chofer con curiosidad.
-Claro. Teníamos que perfeccionar nuestro idioma para venir hasta aquí.

Egon le regaló un ligero pellizco a Set para que se callara y este gruñó.
Y antes de que el sujeto volviera a hablar, Egon lo interrumpió.
-¿Podría ir un poco más rápido? Ya quiero llegar al hotel y dormir.
-No hay hoteles a dónde usted desea ir.
-Lo sé. Por eso quiero encontrarme rápido con mis amigos-carraspeó y el chofer entendió que Egon no pretendía tener una amigable charla con él.

Veinte minutos después, se deslizaron fuera del taxi y divisaron el Jeep.
-Espere un momento-le dijo Egon en la ventana-ahorita le pagamos.
Set corrió hasta el Jeep y sacó dinero suficiente de donde lo tenía. Absolutamente todos lo miraron con los ojos como platos y los ignoró.
Corrió de vuelta al taxi y le entregó 100 dólares.
-Quedese con el cambio. Pero si promete no comentar nada de nosotros a ninguna persona-le advirtió.
-Desde luego que no. Tengan linda noche-cogió el billete y se perdió en el tráfico.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora