Los labios de Adam eran suaves pero la manera en la que besó a Beatrice fue dura y salvaje. Ni si quiera ella lo disfrutó del todo porque sabía que solamente lo había hecho para que se callara o simplemente para dejarla indefensa.
Era tan ingenua que a pesar de haber recibido su primer beso de esa manera, trató de disfrutarlo, aunque sea un momento.
Además, nunca más recibiría otro beso de él.
El beso concluyó rápidamente y esperó a que Adam la bajaría de sus brazos pero no ocurrió. Continuó caminando con ella.
El silencio entre ambos se volvió fúnebre y Beatrice tuvo ganas de echarse a correr.
El perfil de Adam no estaba ensombrecido pero estaba muy serio. Era como una máscara de piedra.
-¿A dónde me llevas? –le preguntó al darse cuenta que el auto del tío de Adam se hallaba en otra dirección a la que él iba-¿no es ese el Peugeot?
-Lo es. Y no vamos a ir a casa en este momento.A Beatrice se le erizó el vello del cuello.
-Al menos déjame caminar por mi cuenta.
-¿Y cómo sabré si no te echarás a correr?
-Bueno, supongo que tienes que confiar en mí.
-Yo no confío en nadie. Solo en mi hermana.
-Tienes que confiar en la chica que besaste. Ahora bájame.Entonces Adam la soltó bruscamente y ella cayó al suelo sobre sus rodillas. El dolor le resultó insoportable y para evitar problemas; echó a correr en la dirección contraria, muy lejos de él. Aprovechó a recoger su mochila que había olvidado y corrió con todas sus fuerzas.
Ahogó un grito al darse cuenta que Adam iba tras ella.
-¡Dijiste que confiara en ti, maldita sea! –le oyó gritar.
-¡Sí, pero yo no puedo confiar en ti! –le respondió a gritos y como volteó a verlo, al momento de ver su camino, tropezó con sus propios pies y cayó de bruces sobre el césped.
Su cara y manos sufrieron rasguños al momento de incorporarse.
-Pareces una estúpida niña tonta –carraspeó él, recuperando el aliento al llegar a ella.
-Me lastimé por tu culpa. Ahora apártate de mi camino –lo empujó y pasó a su lado con una cojera excesiva en la pierna izquierda. Tenía las mejillas casi ensangrentadas y las palmas deshechas por la caída.
Él intentó agarrarla del brazo pero Beatrice lo rechazó con otro empujón.
La noche estaba a pocos minutos y Adam sentía que su paciencia ya no existía.
-Oye, detente ahí –le ordenó, enfadado.
Beatrice rodó los ojos y obedeció.
Y sintió el calor del cuerpo de Adam en su espalda.
-Escucha, panterita, ya estoy cansado de nuestras peleas de niño, quiero llevar la fiesta en paz.Ella no añadió nada, se quedó en silencio y temblando ante su cercanía. Ese chico le aterraba más de lo que creía.
-Sé que tengo un genio de los mil demonios y estoy así por mi hermana pero quiero que comencemos de nuevo, ¿te parece? –la agarró del hombro y la hizo girar para mirarse frente a frente –me llamo Adam Peitz, mucho gusto.Aquel comentario hizo sonreír levemente a Beatrice.
-Me llamo Beatrice Rex –le contestó.
-Señorita Rex, me permito comentarle que tiene el rostro y manos en muy mal estado y es necesario curárselos.
-¿Tan mal está? –se llevó una mano a la cara y una punzada de dolor la hizo gemir.
-No lo toques. Vamos –la sujetó de la muñeca y la instó a andar.
-¿A dónde me llevas ahora? –titubeó.
-Vamos a una farmacia por alcohol y lo que se necesita para limpiar heridas –la miró con cara de póquer –y después te invitaré a cenar. Ambos no hemos comido y nuestros estómagos no pueden estar pasando hambre. La comida es vida, okey.
-¿En serio quieres cambiar conmigo, Adam Peitz? Siento que en cualquier momento vas a ponerte violento –balbuceó, componiendo la correa de su mochila sobre el hombro, pero se llevó tal sorpresa cuando Adam se la arrebató y se la colgó en el brazo para que ella no la cargara.
-Haré el intento –se encogió de hombros –estaremos un año conviviendo, Beatrice. Y creo que será mejor acoplarnos.Beatrice asintió al tiempo que cruzaban la calle en busca de alguna farmacia, la cual hallaron luego de cuatro manzanas.
Trató de ir al paso de Adam, rápido y sutil, pero solo consiguió tropezarse con sus pies varias veces.
-¿Puedes caminar? –él le preguntó cuando por fin estuvieron fuera de la farmacia.
-Eso creo. Estoy bien –hizo una mueca al pasarse el cabello tras la oreja.
-Entraré yo. Tú quédate aquí afuera y por ningún motivo te levantes hasta que vuelva –le indicó y entró a la farmacia aun con la mochila en su brazo.
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Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)
Mystery / ThrillerHa pasado 20 años desde la última vez que Egon Peitz, el peor asesino serial del mundo vio a sus hijos, un par de gemelos preciosos que procreó con su amor de toda la vida; Shelby Cash, quién fue asesinada frente a sus ojos. Ha pasado tanto tiempo...