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Adam se había quitado el mezquino suéter de Set para comenzar la tarea de desmembrar a los policías hasta dejarlos en pequeños trozos y así poder deshacerse de ellos con facilidad.
Arrastró los cuerpos hasta el patio trasero bajo la mirada horrorizada de Beatrice pero le importó muy poco.
Comenzó por rasgarle la piel de los hombros a cada uno y luego al separarle los brazos, continuó con las piernas, hasta que al final solamente quedaron el torso de ambos hombres con sus respectivas cabezas. Sus brazos y piernas estaban apiladas en un cubo de basura escurriendo sangre.
La cara de Adam tenía residuos de la misma materia hemática de aquellos inocentes hombres, lo que le daba un aspecto siniestro en la oscuridad.
Desmembró las cabezas con el cuchillo y con ayuda de un pica hielo que encontró en la cocina. Y cuando por fin tuvo los pedazos reunidos, llamó a Beatrice.
Y esta se acercó con miedo hasta la puerta del patio.
-Consigueme una pala-le ordenó.
-No tenemos-le contestó, temblando.
Adam gruñó y se pasó una mano llena de sangre por su hombro, dejando una huella.
-Entonces me ayudarás a cavar con las manos un foso profundo para enterrar los restos-le informó.
-Creo... creo que hay una pala en la habitación de mi padre-alcanzó a decir en un hilo de voz.
-Traela ahora mismo.
Ella asintió, intimidada y la vio desaparecer en la cocina.
Mientras tanto, él se limpió el sudor con el suéter de Set y le escupió encima con asco.
Le echó un vistazo a las cabezas de ambos policías y sonrió ligeramente al verle sus ojos sin vida mirando al cielo.
Se sentó junto a los cuerpos hechos rodajas y recargó su espalda en el muro que dividía la casa con otra.
Estaba cansado y muy sudado por el trabajo pesado de descuartizar dos cuerpos calientes en el patio de la casa de una familia ajena.
Por lo que ahogó un suspiro y se levantó. Entró a la casa por un vaso con agua y se percató que había dejado huellas de sangre al entrar.
Masculló entre dientes y se lavó las manos en el fregadero, dejando fluir agua con sangre, tierra y piedras.
Se limpió las manos en una franela y consiguió beberse casi cuatro vasos llenos de agua.
La policía en cualquier momento llegaría y no tenía más fuerzas para matar y descuartizar a más personas, por lo que decidió quitarse aquella ropa sucia y quedar completamente desnudo para continuar su trabajo en cuanto Beatrice le bajara la pala.
Se quitó los zapatos, las calcetas y luego pantalones y después su boxer.
Los hizo una bola y buscó con desdén fósforos y algo con qué prenderle fuego con intesidad. Rebuscado entre las gavetas de la alacena, halló una botella de whisky nuevecita y sonrió.
Cogió el cubo de basura de la cocina y metió dentro su ropa, los fósforos y la botella.
Regresó al patio (completamente desnudo) y sacó la botella y los fósforos.
Abrió el Whisky y lo derramó sobre su ropa hasta vaciarlo, pero se detuvo justo a la mitad y se lo llevó a la boca. Se lo bebió todo en menos de dos minutos y sintió que su garganta ardía deliciosamente.
Sacó un fósforo y lo encendió.
-Evidencia número uno, adiós-y lo lanzó a la ropa, la cual se levantó en llamas furiosamente. El cubo de basura comenzó a derretirse y la ropa a consumirse.

Escuchó los pasos de ella bajar por las escaleras y la esperó en la cocina.
Cuando Beatrice estuvo frente a él con la pala en sus manos, se quedó de piedra y sus mejillas se tornaron rojas.
-¿Por qué estás desnudo?-le preguntó, apartando la mirada de su... fabulosa entrepierna.
-Me gusta enterrar personas desnudo-replicó él y se acercó a ella para quitarle la pala.
Se dio la vuelta con la pala en el hombro y se situó justo al lado del fuego. La miró por un momento y guiñandole un ojo, comenzó a cavar.

Beatrice apenas y podía respirar. Adam estaba completamente desnudo frente a ella, usando la fuerza bruta y transpirando como una bestia.
Una escena completamente sexy, sin contar que también estaba sucio de la cabeza a los pies de tierra y sangre... y que estaba cavando un foso para dos cadáveres que él mismo había ejecutado.
Se quedó agazapada en el umbral de la puerta del patio, mirándole fijamente cada uno de sus movimientos.
Él estuvo casi veinte minutos cavando un agujero de aproximadamente 3 metros y medio de profundad. Y se detuvo para recuperar el aliento. Su magnífico cuerpo ya no se miraba en todo su esplendor, puesto que la tierra revuelta con sangre lo había cubierto de la cintura para abajo y con la oscuridad de la noche, a ella le era imposible mirarlo. Solo el rostro y un poco sus brazos.
-Bien, es hora de meter a estos demonios dentro-le oyó decir y se acercó a los restos de los policías y comenzó a lanzar sus extremidades uno por uno dentro. Los torsos cayeron al interior con un sonido sordo sobre los demás trozos y Adam se quedó unos segundos mirando las cabezas que sostenía en cada una de sus manos-soy el rey del infierno para ustedes, imbéciles.
Y los lanzó al agujero con asco y las cabezas se golpearon entre sí al caer. Luego la ropa de los policías las amontonó en el cubo de basura donde yacía la suya y las revolvió entre el leve fuego que quedaba, y después, de una patada, también los lanzó al interior.
Beatrice tragó saliva y apretó las manos entornó a la puerta.
Y de nuevo se preparó para ver como Adam cubría de tierra de nuevo el agujero.
Parecía ser una tarea fácil, pero no lo era.
Los músculos de los brazos y estómago de Adam se tensaban con rigidez y él hacía muecas de cansancio.
Al término de dicha locura, se levantó de la porquería y agarró la pala con fuerza y se la echó al hombro.
Avanzó hacia ella y la quedó mirando con ojos maliciosos.
-Vamos. Quiero darme una ducha-le dijo.
-Tengo que limpiar el desastre-susurró ella.
-No. Eso lo harás después, ahora, ven conmigo-y la agarró de la cintura, arrinconandola a la puerta con su masculino cuerpo desnudo.
Beatrice sintió su entrepierna al descubierto rozarle el abdomen, y negó con la cabeza cuando Adam-sucio y sexy-le besó el cuello, dejando a su paso tierra y sangre en su piel.
-Adam, por favor...
-Vamos-gruñó él y ella titubeó.

La condujo a las escaleras pero no sin antes cerrar la puerta del patio y la principal con llave.
Adam estaba excitado y Beatrice lo sabía y lo SENTÍA.
Le pareció extraño que se excitara justo después de matar personas y descuartizarlas. Pero al final de al cabo, a ella no le hizo daño.
Subieron las escaleras y él le susurró a la oreja cosas pervertidas que hicieron reír a Beth.
-Adam, ¿Qué pretendes hacer conmigo?-le preguntó cuando él intentó abrir la puerta del sanitario pero su mano llena de tierra resbaló de la manija.
-Quiero que me ayudes a bañarme y luego te diré lo que tengo en mente-logró abrir la puerta y de un empujoncito, la metió y cerró a sus espaldas con seguro.
Encendió la luz y ella se dio la vuelta para encarlo. La majestuosidad y la gloria estaba hecha hombre en ese momento.
Los ojos mieles de Adam ardían de deseo en cuanto ella se mordió el labio al mirarlo de pies a cabeza.
Entonces Beatrice sacudió la cabeza y se alejó de él para abrir la puerta corrediza y enseñarle la regadera.
-Ven; entra-le dijo. Y él obedeció.
Pasó junto a ella y la agarró de los hombros hasta hacerla retroceder, rumbo a la regadera.
-¿Qué haces? No voy a bañarme.
-Claro que sí-le aseguró él y abrió la regadera, mojandola por completo.
Y su blusa se adhirió a su cuerpo al igual que el resto de su ropa.
Su cabellera rizada y rojiza se alació en algunas partes y sus ojos verdes parpaderaron muchas veces.
-¡Adam!
-Mi turno-y entró al chorro de agua, que enseguida se tornó café.
El agua le lavó casi todo el cuerpo, dejando a la vista una magnífica piel blanca y un poco bronceada con algunas pecas en la espalda y hombros. Un cabello oscuro y unos ojos mieles rebosantes de picardía.
Beatrice desvió la mirada a otra parte y de repente sintió las manos de Adam sobre su cuerpo.
-Quítate esto, no lo necesitas.
Y dicho eso, él le rompió la blusa de botones de tajo, dejando al intemperie el busto de Beatrice, oculto por un sostén de encaje vino. Le quitó la prenda por completo y ella comenzó a quitarse el pantalón junto a sus tenis; quedando en ropa interior.
Y Adam se le fue encima, estampandola en la pared de azulejos sin ningún tipo de distancia entre ambos.
-Tampoco necesitas esto... -le susurró sobre sus labios y ella gimió al sentir sus manos en su espalda, desabrochándole el sostén con facilidad. Él lanzó su prenda muy lejos y frotó su pecho con sus curvas femeninas de ella-y mucho menos esto.
Y le rasgó su ropa interior de corazoncitos con alas, quedando así, absolutamente desnuda frente a él.
Beatrice atacó sus labios con urgencia y Adam le correspondió al mismo deseo.
-Si me vas a besar de esta manera cada que asesines personas, te voy a ayudar más a menudo-dijo ella con la voz ronca tras haberse separado luego del beso.
-No solo te voy a besar ahora, panterita-deslizó una de sus manos entre sus piernas y ella entornó los ojos al sentir sus dedos "ahí"-vas a tocar el cielo y el infierno al mismo tiempo.







100 votos y sigo:)
Recuerden que si pongo algo HOT, wattpad me va a restringir la historia como contenido adulto y no podrán leerla. Y también me sacarán del ranking.
Mejor quédense con la imaginación; )
Y si algún día, si Dios quiere y publico mis historias, ahí estará las partes hots 7u7

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora