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-¡No estás pensando bien las cosas, Set!-exclamó Jack, impidiendo que el rubio se le fuera encima a Marybelle con un bate de béisbol. Ella y su hermana se hallaban en la sala y ellos en las habitaciones del piso superior.
-¿Cómo que no estoy pensando bien las cosas? ¡Han secuestrado a mi novia! Y para que yo la encuentre, debo matar primero a estas cerdas raquíticas.
-Ni si quiera tenemos un plan-le recordó, sin moverse ni un centímetro de la puerta-a menos que tengas un buen plan, te dejaré hacerlo e incluso te ayudaré.
-Claro que tengo un plan-repuso con amargura-mataré a esas idiotas y me largaré a Nueva York.
-Oh vamos, que plan tan estúpido.
-Bueno, ¿y a ti qué te importa?-le espetó con furia y sus ojos aqua parecían ser negros completamente-es mi problema si resulta como quiero o no.
-¿Y si todo sale mal? ¿Qué vas a hacer? Tu cara está, probablemente en todos lados y no podrás escapar tan fácilmente.
-Hace unas horas eras tú el que quería ayudarme a matar a esas estúpidas rubias.
-Hay que idear un plan perfecto para salir beneficiados-argumentó-vamos a pensarlo, por favor.

Set se alejó unos pasos del pelirrojo y dejó el bate sobre la pared. Estaba de pésimo humor como para perder tiempo en pensar, pero por otro lado, Jack tenía razón: No podían ejecutar una misión suicida e idiota.
Le dolía la cabeza y se sentía impotente en ese momento.
¿Quién demonios había raptado a Keren? ¿Qué querían de ella?
-Tengo una idea-susurró Jack-pero no sé si te guste.
-Habla-le ordenó con los nervios a flor de piel.

Media hora después, Set se hallaba bajando la escalera con decisión. Tenía los puños apretados dentro de sus bolsillos y una sonrisa maliciosa en los labios.
La idea de Jack era tan buena o probablemente muy estúpida; pero valía la pena correr el riesgo.
-¿Eres tú, Set?-oyó la voz de Marybelle en el salón.
-Sí, hermosa, soy yo-contestó lo más dulce que su cuerdas vocales le dejaron.
-¿Por qué no vienes a hacerme compañía?
-A eso voy-bajó los últimos escalones y se dirigió a donde ella estaba.

Entró al salón y la encontró sentada con las piernas cruzadas sobre un sillón negro de piel frente a una enorme televisión que abarcaba gran parte de la pared.
No había rastro de Meredith.
-Vamos, siéntate conmigo-lo animó ella al verlo llegar.
Set tenía que reconocer que Marybelle se miraba muy guapa esa noche.
Y con una sonrisa forzada, Set atravesó el salón a grandes zancadas. Aun llevaba puesto el pants deportivo pero se había quitado la playera y andaba desnudo de la cintura para arriba; donde su bien ejercitado cuerpo y su tatuaje saltaban a la vista.
Se deslizó junto a ella y dejó que le tocara el brazo.
-Mi hermana tiene planes esta noche, así que quedaremos los dos solos, ¿te parece?-susurró Marybelle en su oreja y le mordió el lóbulo de esta, provocándole un temblor interno.
-¿A dónde irá?-preguntó él como quien no quiere la cosa y comenzó a acariciarle las piernas mientras ella se acomodaba sobre su regazo sin dejar de besarle el cuello y lamerle la mandíbula.
-¿Acaso importa? Mejor para nosotros-dijo, absorta en la mandíbula del rubio.
Entonces Set la agarró de los antebrazos y la empujó de espaldas en el sillón. Ella jadeó y atacó sus labios con los suyis.
Set la besó deliberadamente pero con los ojos bien abiertos y puestos en la puerta donde Jack miraba anonadado la escena. Movió los ojos con desesperación y el pelirrojo captó la señal. Se deslizó a hurtadillas a la cocina y desapareció por ahí.
-Bésame más-gimió ella y el rubio le hizo el gusto de mala gana.

Entonces, a través del rabillo del ojo percibió de nuevo la presencia del pelirrojo y se apresuró a manosear a la rubia, excitandola.
Una vez que Jack subió sigilosamente la escalera, Set la soltó y fingió toser.
-¿Qué pasa?-bufó la chica con el ceño fruncido.
-No me siento bien, cariño. Lo mejor será que duerma un poco y más tarde continuamos.

-Debes estar tomándome el pelo, Rex-le ladró enfadada.
-White-le corrigió en un siseo y se levantó del sillón con rotundidad.
-No puedes solo... dejarme así, no te lo permitiré-se levantó también y se enfrentó a él. Pero lo curioso era que Set era mucho más alto que ella y la chica apenas le llegaba a la altura de la barbilla.
-¿Qué vas a hacer? ¿Golpearme?-se burló de ella y la empujó. Marybelle cayó sentada en el sillón y le envió una mirada fría.
-No, algo mucho menor-replicó con voz trémula y Set volteó a verla.
Y observó con la pequeña rubia se inclinaba en el sillón y sacaba una pistola casi diminuta color ocre y que bajo la luz del salón alcanzaba a brillar diamentes del tamaño de hormigas en el mango de este.
-O me complaces o te meto un tiro en medio de esos ojos tan hermosos que tienes-le advirtió con voz desdeñosa.
-¿Qué te parece si vemos quién gana?-repuso él con una sonrisa maquiavélica y le arrebató el arma de sus femeninas manos.
Marybelle entornó sus ojos azules con desdén y tragó saliva.
-Estaba jugando, dame eso-trató de quitárselo pero Set le quitó el seguro con docilidad y sonrió.
-Yo creo que no-aspiró una bocanada de aire con la boca y cuadró los hombros aun con el arma en sus manos-ahora harás lo que yo te diga, ¿okey, preciosa?
-¿De qué estás hablando?-lo miró confundida.
-Vas a decirle a uno de tus amigos que haga dos identificaciones falsas. Una para mí y otra para Jack.
-¿Para qué?
-Si te digo para qué, te tendría que matar después, ¿acaso quieres que eso ocurra, cariño?

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora