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[NARRATIVA DE EGON]

El ambiente cambió al momento que puse un pie dentro de la estancia. La luz estaba apagada y la encendí con brusquedad. Nada me daba miedo, por si ese pequeño pedazo de mierda intentaba asustarme. Así que cerré la puerta a mi espalda con seguro y escruté a mi alrededor. Mis ojos fueron barriendo toda la habitación hasta que se postraron en el individuo rubio que yacía aparentemente "dormido" en la camilla boca abajo con la bata abierta en la zona de la espalda con vendas. Su nariz estaba rota, quizás por un golpe proveniente de Adam y no pude evitar sonreír ante ese pensamiento tan positivo.
Apreté la mandíbula y rodee la camilla con asco. Era un parásito.
Miré sus manos con las palmas hacia el techo y sentí una punzada de rabia. Cerré los ojos un momento, inhalé y exhalé hondo para controlarme y no matarlo con facilidad.
Tenía el cabello rubio como el de Norman, incluso el físico y su cara era tan parecido a él. No me cabía duda de que ese chico idiota era su hijo.
Sentí más odio por él.
Caminé hacia la silla que había en un rincón y la arrastré con rudeza hasta situarla muy cerca de él. Me senté y me incliné lo suficiente a su rostro y le gruñí en la cara. Le agarré un puñado de cabello y tiré de él con fuerza para hacerlo despertar.
El patético rubio hizo una mueca de dolor y abrió los ojos repentinamente.
El color de su iris era transparente, es decir, no había un color para describirlo. Tenía la mirada tan penetrante que me perturbó un poco. Y no tuve más opción que acercar más mi cara a la suya y regalarle una mirada oscura y penetrante, de esas que provocaba que las personas sintieran miedo al verme.
Pero el muy bastardo solo parpadeó y trató de alejarse de mí. Tiré con fuerza de su cabello para mantener su cabeza en donde yo quería y gruñí.
-Así que tú eres Set Rex o mejor dicho, Set White-sisee, con rabia-el bastardo que le puso las manos encima a mi hija.

Y ahí fue donde Set reaccionó y se levantó bruscamente de la camilla, haciendo que quedara con un mechón rubio de su cabello en mi puño.
-¿Quién lo dejó pasar?-me preguntó asombrado y a la vez sorprendido. No había miedo en su expresión ni en su voz, solo sorpresa.
Me levanté de la silla y crucé los brazos sobre el pecho. Una posición muy amenazante que solía poner cada que quería influir miedo hacia alguien.
-¿Acaso importa?-avancé unos pasos y él no se movió-lo importante es que estoy adentro a solas contigo.
-¿Qué quiere de mí?-adoptó mi misma posición y se bajó de la camilla.
La camilla era lo que nos dividía.

Negué con la cabeza y forcé una sonrisa en su dirección. Pero no una sonrisa dócil, sino una sonrisa de advertencia.
Era como ver a Norman White en el presente, solo que con diferentes ojos.
-El que hace las preguntas aquí soy yo-espeté, sin ningún rastro de diversión en mi voz. Mi sonrisa se había esfumado y yo solo me limité a mirarlo con repulsión.
-¿Está aquí porque le hice daño a tu hija, no?-sonrió lacerante.
Lo miré con incredulidad y apreté los labios, conteniendome.
Solté una carcajada sin humor y dejé de reír.
He ahí el problema con ese chico: No me conocía en lo absoluto y quizás pensó que hablarme de esa manera me provocaría temor o algún tipo de vehemencia que me hiciera salir corriendo.
Descrucé los brazos y me llevé una mano a la barbilla y asentí, respondiendo a su pregunta retórica.
-Sí. Estoy aquí por lo que le hiciste a mi hija.
-Bien, ahora puede largarse. No le voy a pedir perdón porque parte de la culpa la tiene usted-dijo, arrastrando las palabras.
-¿Yo? ¿y yo por qué?-pregunté con curiosidad fingida. Pero lo que realmente deseaba era partirle la cara.
-Mi padre adoptivo admitió que el gran Egon Peitz fue el que asesinó a mi padre de la manera más brutal del mundo-puntualizó. Sus ojos extraños me miraban con resentimiento y yo alcé las cejas-y como Keren ya me había hablado maravillas de usted, me sentí humillado y traicionado por ella. Yo solo quería venganza. Deseaba desahogar mi furia.
-¿Y pensanste que mi hija era la persona indicada con la cual desastar tu demencia?
-¡Ella es hija suya!-gritó y saltó sobre mí. Me agarró de las solapas de mi camisa y me empujó con fuerza a la puerta e intentó golpearme en la cara, sin embargo, su puño chocó contra mi palma y con la otra mano libre que yo tenía, lo golpee limpiamente en un costado, provocando que tosiera pero no se rindió.
Entonces deslicé mis manos hacia su espalda y le rasguñé sus heridas. Solo así me lo quité de encima y lo empujé a la camilla.
Rodó sobre su cuerpo, quedando boca abajo y noté que su espalda se llenaba de sangre.
-Ella es mi hija pero yo fui quién mató a tu maldito padre a sangre fría-le dije en su oído. Intentó incorporarse pero no se lo permití. Le aplasté la espalda con el zapato y aulló de dolor-pero tú no sabes lo que tu padre solía hacer. Él quería lastimarme, matar a mi familia y eso no lo iba a permitir. Y bueno, tú fuiste un error. Fuiste producto de un sinfín de violaciones sadicas y estoy completamente seguro que si Norman hubiese sabido de tu existencia, se volvería a morir porque eres una abominable persona. Y déjame decirte que como has lastimado a mi hija, me la vas a pagar muy caro.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora