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Keren desempacó sus cosas e intentó no mover nada de las cosas de Beatrice que seguían ahí. No quería problemas, por lo que solamente colocó su perfume y su maquillaje sobre el tocador.
Giró en círculos, escrutando a su alrededor y se sentó al borde de la cama con sumo cuidado de no estropear nada.
Como la puerta de la habitación la había cerrado cuando Set salió, se animó a salir al pasillo en su búsqueda. Y era cierto que no había nadie más en casa; solo ella y ese chico rubio de ojos extraños.
Asomó la cabeza por encima del barandal de las escaleras y ahogó un pequeño grito a ver a Set en el piso inferior mirándola lobunamente.
Sopesando la idea de sonreírle y regresar a su nueva habitación o bajar a charlar con él, decidió optar por la segunda opción.
-No sé cocinar-dijo él en cuanto ella llegó hasta donde estaba.
-Ya somos dos.
-Mandé a pedir pizza, si no te importa.

Keren negó con la cabeza y se quedó mirando las fotografías que habían en toda la casa. En cada una de ellas salía una pareja, probablemente los padres de Set, abrazándose entre sí con un niño extremadamente rubio mirando a la cámara con aspecto huraño y una carriola, donde no se alcanzaba a ver el interior.
-Lamento que veas eso-Set se disculpó-cuando era pequeño no me gustaban las fotografías.
-¿Y ahora si te gustan?
-Tampoco, pero trato de parecer amigable-le señaló una foto en particular que estaba sobre la mesa del centro de la sala-esta fue de hace aproximadamente seis meses y como podrás ver, estoy sonriendo.
-Y Beatrice está... llorando-parpadeó, confusa. Y él ahogó una risita.
-Bueno, pues ese día a mi hermana no le fue bien en un examen y rompió a llorar cuando se lo recordé justamente al tomarnos la foto. Fue muy divertido.

La actitud de Set la desconcertó y le hizo recordar la vez que reprobó un examen y llegó llorando a casa. Ni sus tíos pudieron animarla hasta que Adam fue a buscarla a su habitación y charlaron durante dos largas horas sobre el tema. Le prometió que todo estaría bien y le creyó. Y al siguiente día vio que su profesor tenía un ojo morado y la nariz rota. Sonrió ante el recuerdo. Su hermano había golpeado al profesor por haberla reprobado. Y en cambio este chico, Set, se había burlado de su hermana en vez de darle ánimos y frunció el ceño.
-Oh, no creas que lo hice por ser mala persona-continuó diciendo él-ella me había quemado mi camisa favorita con la plancha a propósito y yo no me iba a dejar.
-¿Por qué no se tratan con amor?
-¿Con amor?-Set frunció el ceño-aquí hay de todo menos amor, linda.
-Pero son hermanos.
-Y eso no quiere decir que nos queramos. ¿Acaso tienes hermanos?
-Sí. Tengo un hermano, mi gemelo.
Los ojos aqua de Set se agradaron.
-¿Un gemelo? ¿es idéntico a ti?
-No del todo, pero somos gemelos y nos queremos mucho.
-Quizás a eso se deba el amor entre ustedes, son gemelos. Son sangre pura entre ustedes.
-No comprendo nada-negó ella con la cabeza.
-Entonces no lo hagas-sonrió forzosamente y se sentó en el sofá de una manera aburrida. Sacó su teléfono del bolsillo y ella recordó que el suyo no tenía nada de batería.
-Voy a cargar mi teléfono-dijo.
Él ni si quiera la miró.
Keren, haciendo una mueca, volvió a subir las escaleras y puso a cargar su aparato rápidamente. Ansiaba hablar con su hermano y contarle todo, aunque no era mucho que contar; pero necesitaba oírlo.
Esperó unos minutos para que la pantalla de este encendiera y cuando eso ocurrió, no dudó en llamarle, a sabiendas que los horarios era diferentes.
Pero Adam no contestó. Su teléfono estaba apagado. Lo cual era extraño, ya que nunca lo mantenía así a menos que algo sumamente malo le hubiese pasado.
Comenzó a impacientarse.
-¡Contesta!-le gritó a la pantalla y lanzó el teléfono a la cama.
Volvió a intentarlo varias veces más pero no tuvo éxito.

Miró de soslayo a su teléfono y se dio por vencida. Prefirió dejarlo para después y mejor ponerse al corriente con los preparativos de su nueva escuela. Encendió la luz y sacó su libreta donde tenía todo apuntado: Escuela, nombre del director, nombre de sus posibles profesores y muchas cosas más. Sin embargo, no tenía ningún tipo de ánimo para repasar esa lista. Ella solamente quería dormir y olvidarse de todo. Luego del largo viaje, ansiaba poder descansar. Pero había un detalle: Estaba sola en aquella casa con el chico más extraño jamás visto. Extraño y guapo, para rematar.
Angustiada, volvió a guardar su libreta y se recostó brevemente sobre la cama. No bien había cerrado los ojos cuando alguien abrió la puerta sin preguntar. Se levantó de un salto y se encontró con Set. Él llevaba en sus manos dos cajas de pizza y sodas.
-¿No quieres cenar antes de dormir?-le preguntó, sonriendo delicadamente.
-Sí. Gracias, solo quise acostarme un ratito.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora