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La había besado.
Simplemente se había vuelto loco.
Claro, le gustaba. Era muy guapa y anhelaba que fuera suya pero estaba yendo muy deprisa. Llevaban menos de un día entero de conocerse y ya la había besado. Pero no estaba del todo mal, es decir, si ella comenzaba a interesarse en él, mucho mejor.
Mientras la besaba, se dio cuenta que ella también había deseado ese beso quizás desde que se vieron en el aeropuerto.
Le hubiera gustado intensificar el beso pero las bocinas de los demás coches los interrumpió.
Se apartó de ella de inmediato y continuó conduciendo.
La miró a través del rabillo del ojo y sonrió tenuemente al ver como ella se acariciaba los labios con discreción. Tenía toda la cara roja y sudorosa. Vaya chica tan más linda.
Era una buena candidata para su pareja de actos ilícitos.
Nadie iba a sospechar de esa cara tan bonita al momento de vender cocaína a los clientes. Nadie.
-Keren, mira, no quise besarte tan precipitadamente; es solo que me dejé llevar por la situación-le aclaró al cabo de unos minutos.
-No pasa nada-lo tranquilizó con voz temblorosa.
-¿Fue tu primer beso? A que no-bromeó.
-De hecho lo fue-murmuró, mirando por la ventana con más vergüenza.
-Oh-dijo-debí haberlo sabido. Podría haberte besado como se debe.
-Entonces hazlo-le espetó, molesta-si vas a besarme, bésame como es debido.
-No nos conocemos en nada y no creo que sea prudente…
-Pero me has besado. Y yo no te pedí que lo hicieras.
-No puedo controlar mis impulsos, lo lamento.
-O sea que besas a la chica que quieres así por qué sí-juntó las cejas con indignación.
-Algo así pero no pensé que te ibas a molestar.
-No estoy molesta, solo confundida-suspiró y se acomodó el cabello-llévame a tu casa.
-No. Voy a llevarte a un sitio para que puedas relajarte-sentenció con el rostro serio.
Viéndolo de esa manera, Set resultaba algo aterrador. Su mandíbula estaba tensa y un músculo palpitaba en el interior. Tal y como a Adam le sucedía cuando estaba hecho un lío. Solo que Set no era su hermano. Era un chico desconocido, un chico desconocido que la había besado de repente.
La velocidad en la que iban estaba aumentando y ella comenzó a sentirse incómoda junto a él. Tenía miedo.
-Baja la velocidad-le ordenó en un hilo de voz-o bájame.
-No vamos tan rápido-apretó el volante e hizo una mueca.
-Oye, en serio. Baja la velocidad o bájame-lo amenazó.
-Estoy jugando-comenzó a frenar hasta que la velocidad se hizo moderada y prudente.
Abrumada, se cruzó de brazos. ¿Con qué clase de loco se había topado?
-Llamaré a mis tíos. Creo que regresaré a casa-sacudió la cabeza.
Él volteó a verla con perplejidad.
-¿Por qué? Acabas de llegar.
-No me gusta tu manera de ser, Set. Eres un chico bueno, de eso no tengo dudas y confiaba en ti a pesar de no conocerte pero ve lo que has hecho, ¡Te pusiste todo extraño!-increpó con los pelos de punta-y no agradó.
-Te enfadaste porque te besé y eso me enfadó a mí-explicó.
-¿Por qué me besaste?-inquirió, iracunda.
Set se rascó el cuello con incomodidad. Sin embargo, no respondió. Continuó conduciendo en silencio hasta que se animó a mirarla por unos segundos.
-Es la forma de decirte que quiero conocerte más y que me conozcas a mí. Soy malo expresándome con palabras pero soy muy bueno expresándome con el cuerpo.
-Yo soy al revés. Amo dialogar.
-Enséñame a dialogar como es debido y yo te enseñaré a comunicarte como lo hago yo.

**

-No puedes armar un escándalo solo porque sí, Adam.
-Tía, mi hermana puede estar en peligro estando sola con esa familia.
-¿Por qué lo dices?
-¡Porque ahí está el hermano de Beatrice y ese hijo de puta está loco!-vociferó, molesto.
Caroline postró la mirada en Beatrice y esta se encogió de hombros sin decir nada. Se hallaba detrás de Adam como algún apoyo inservible.
-¿Ya hablaste con ella?
-No. Ese bastardo me mandó al carajo cuando le llamé ayer por la noche; y ya estoy estresado. No sé nada de mi hermana en más de dos días.
-Cálmate, vamos a hablarle otra vez-sentenció, con un poco de nerviosismo-¿Cuál es el número?
Beatrice se encargó de marcar, disculpándose de la larga distancia pero a Caroline no le importó. Eran unos cuántos dólares más y eso no era tan importante como hablar con su sobrina. La chica ya se disponía a colocarse el teléfono en la oreja pero Caroline le quitó con amabilidad el aparato.
-No creo que es buena idea-objetó Beatrice con angustia.
-Cariño-interpuso Caroline-allá ya debe ser de madrugada y tampoco es buena idea pero yo no voy a estar tranquila si no escucho la voz de mi sobrina.
Adam apretó los puños y la miró de soslayo.
-Deja que mi tía ponga en su lugar a ese imbécil.
Caroline sonrió ante el comentario y esperó. Nadie contestó enseguida, sino al sexto timbrazo. Le carcomía la duda y la ansiedad que Adam destilaba. Si a él le preocupaba su hermana era porque de verdad estaba en problemas o pronto lo estaría. Desde niños siempre solían sentir lo que el otro sentía si estaba en apuros. Adam era el que siempre lograba presentir cuando su gemela entraba en pánico y gracias a ello nada malo sucedía. Y no quería que esa fuera la primera vez.
Pensando en el pasado, comprendió tardíamente que ya habían atendido la llamada.
Fue directa y sin rodeos. Le importaba un rábano si estaban durmiendo.
-Habla Caroline Ferrer, tía y tutora de Keren Peitz. Pásamela.
-Desde luego que sí, en un minuto-contestó una voz masculina muy agradable.
Aguardó impacientemente a que le pasaran a su sobrina mientras era presa de escrutinio de Adam.
-¿Hola?-la voz adormilada de Keren surgió a través del auricular y Caroline pudo respirar con normalidad, ya que sus pulmones y su corazón estaban casi hiperventilando.
-Hija, soy tu tía Caroline. ¿Cómo estás?
-Eh, bien. Estaba durmiendo justo ahora-bostezó gradualmente.
-Adam intentó llamarte ese rato.
-No estaba en casa, salí a pasear con Set-volvió a bostezar.
-¿Quién es Set?
-El hermano de Beatrice-susurró, presa del sueño y Set tuvo que sujetarla para que no se cayera al suelo.
Le quitó el teléfono y contestó por ella.
-Hola, lo siento mucho-su inglés era muy elegante-pero Keren se ha quedado dormida en el sofá con el teléfono en su cara.
-Ay, lamento haber llamado tan tarde-se disculpó.
-No se preocupe, siempre que quiera llamar aquí estaré-repuso con voz dulce y Caroline asintió, complacida a sabiendas que él no podía verla.
-¿Eres Set?
-Sí, soy Set Rex.
La llamada concluyó y a Adam casi le da un ataque cuando su tía le comentó que le había caído muy bien el hermano de Beatrice, ya que se había comportado muy servicial y amable.
-¡Está fingiendo! ¿Y cómo quedaste tan tranquila sabiendo que mi hermana se quedó dormida ahí, con él?-las venas del cuello de Adam estaban tan tensas que parecía que iban a estallar de tanto coraje.
-Adam, sus padres están ahí. Deja de preocuparte por ella porque se encuentra muy bien. Déjala vivir su vida, por el amor de Dios. Keren no va a pasar toda su vida pegada a ti como muela; ambos tienen que buscar su propio camino.
-No me des sermones porque no los necesito-carraspeó-pero si algo le sucede a mi hermana, será tu culpa y mataré a ese idiota-miró a Beatrice-y no me va a importar que sea tu hermano.
Súbitamente abandonó la sala dando zancadas. Subió trotando las escaleras y se encerró en su alcoba dando el típico portazo adolescente que daban en las películas solo que esa vez casi rompe la pared.
Le dio de puñetazos a su cama y se asomó por la ventana. Tenía días también que no miraba a su padre y eso lo ponía muy nervioso, sin decir que su tío Gabriel ya estaba en su búsqueda con sus otros tíos, Austin y Thomas. Ese par de homosexuales ridículos. No los conocía del todo y no tenía ganas de conocerlos, mucho menos a su hijo adoptivo, Dylan.
De solo pensar en ese chico le provocó risa. O sea, Dylan Williams era totalmente idiota, al menos esa fue la impresión que le dio cuando lo conoció hacía diez años en su cumpleaños; donde Keren y él fueron a festejarlo y por una travesura o más bien broma, el idiota se puso a llorar. Solamente le había puesto velas explosivas a su pastel. ¡Solo eso! No era para tanto.
Ese día fue castigado por primera vez por sus tíos y se quedó sin postre durante dos meses pero jamás le pidió disculpas y no lo haría nunca.
No quería que ese sujeto pasara vacaciones en su casa, ni de coña. Y le enfureció que sus “padres” se unieran a la causa para ir a cazar a su padre y refundirlo en prisión. Aquella sería la gota que derramaría el vaso de su paciencia. Si llegaban a encontrar a su padre y Dylan Williams llegase a pasar vacaciones en su casa, sin dudarlo le haría la vida de cuadritos. Porque si su papá no iba a ser feliz, no lo sería nadie.
Su felicidad consistía en ver feliz a sus seres queridos. Pero tanto Dylan y sus padres no eran para nada queridos; así que los haría sufrir sin miramientos si algo le llegase a pasar a su padre y eso también iba para ese tal Set White. Tanto él y su hermanita le caían de la patada pero tenía fe en que la panterita se comportara en esos 12 meses a su manera y así poder domarla para no odiarla demasiado.
-¿Puedo pasar, Adam?
La voz peculiar de Beatrice lo sacó de su mente sin previo aviso. Le irritaba demasiado tener que oírla pero no le convenía tenerla de enemiga por si algún día le tocaba enfrentarse con su querido hermano.
A regañadientes se levantó de la cama y fue a abrirle.
La miró fijamente y arqueó las cejas en su dirección. No se movió del umbral de la puerta ni la invitó a pasar, solamente se quedó ahí, mirándola.
-¿Qué quieres?-le preguntó de mala manera. Estaba de muy mal humor y estaba seguro que su paciencia había llegado al límite.
-Quiero aclararte todo sobre mi hermano-contestó, mirando al suelo.
-¿Vas a confesar que tienes el típico hermano demente que te violenta?-sonrió forzosamente con toda la intención de inquietarla.
-No-masculló con cara de pocos amigos.
-¿Entonces qué haces aquí? Quiero estar solo en mi día libre de clases.
-No fue día libre, te escapaste de clases y me trajiste contigo.
-Te traje porque no voy a ser tu chofer. O te vienes conmigo o te quedas allá-graznó.
La mirada verde esmeralda de Beatrice lo dejó intimidado por unos segundos.
-No se puede hablar-dijo ella, dándose la vuelta para marcharse. Pero él la detuvo del brazo.
-No, no te vas. Ahora me dices lo que querías decirme desde un principio-se hizo un lado para que ella entrara a su habitación.
Sulfurada, se deslizó dentro y dio un respingo al oírle cerrar la puerta y sentir su perfume con mayor intensidad. Adam era un tanto bipolar y descomunal. Y tenía que tratarlo con cautela.
-Mi hermano tiene una razón de ser como es-comenzó a decir, sin darle la cara. Se abrazó a sí misma para darse seguridad.
-Nadie tiene una razón para ser hijo de puta-dijo él; caminando detrás de ella como un León a punto de atacar a su presa indefensa.
-Set es muy problemático. Desde que se enteró que no somos hijos del mismo padre, se hizo aun peor de lo que ya era-resopló-y te estoy contando esto para que no hagas alguna estupidez si alguna vez lo topas de frente.
-¿Son hermanastros?-preguntó, asombrado y ella lo vio sentarse al borde la cama por el rabillo del ojo.
-Hijos de la misma madre pero no del mismo padre, ¿captas?-volteó a verlo furtivamente.
Él rodó los ojos y se tumbó boca arriba.
-No soy imbécil, además ya lo habías mencionado anteriormente. Continúa hablando. Quiero saber más.
-Eso es todo lo que te contaré. Lo demás es confidencial.
Se volvió para largarse de ahí pero no obstante, giró sobre sus talones para darle una advertencia que él asumió como un mal chiste.
-Si te atreves a inmiscuirte en la vida de mi familia, te mataré.
Adam rompió a reír y se incorporó en la cama con una mueca de fastidio.
-La que está metiéndose en donde no debe eres tú. Nadie te pidió que vinieras a mi casa.
-Yo solo estoy aquí por el estudio. De haberme dado a elegir donde quedarme, por supuesto que declino esta oferta tan deprimente que es vivir contigo.
-No me conoces, panterita. No sabes de lo que soy capaz de hacer para proteger a los míos.
-Y tampoco me conoces a mí. Soy tímida-admitió-pero suelo ser una demente cuando me hacen daño.
-¿Actúas como demente cuando tu hermano te golpea?-se burló, solo para provocarla.
-Me voy de aquí-giró el pomo de la puerta y salió dando zancadas, dando un portazo.

Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora