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La piel de ella bajo los dedos de Set era como tocar algo suave, exquisito y hermoso. No quería despertarla. No quería verla despertar de aquel sueño placentero en el que se había sumido después de haber tenido sexo con él por primera vez.
Set sonrió al recordar el momento. Keren era gloriosa en su plenitud. Pura e inocente. Y lo mejor de todo es que en ese momento ella era suya. Solo suya y de nadie más.
Aunque bien, nadie le garantizaba de que ella iba a ser suya para siempre. Keren se marcharía en pocos meses y quizás jamás la volvería a ver. A decir verdad, en ese instante deseó que ella se fuera a su país para que Black no fuera tras de sí. Al parecer Keren era conocida de ese idiota y no le pareció la idea de que se vieran las caras después de algún tiempo.
La sonrisa se borró de sus labios ante el pensamiento oscuro de verla metida hasta el cuello en los asuntos de Black y reprimió el impulso de golpear la pared.
Odiaba a morir a Black tanto por haber matado a su madre y por ser alguien que conocía a Keren desde hacía mucho tiempo, e incluso al padre de esta.
Abrumado, dejó de contemplarla y se sentó a los pies de la cama. La sábana que cubría a Keren era delgada y no dejaba nada a la imaginación. Se miraba preciosa.
Set se acomodó un poco el cabello y comenzó a vestirse. La ropa de ambos yacía en el suelo y se dio a la tarea de levantar la de ella también y ordenarla en la silla.
Terminó de vestirse, le echó un vistazo más a ella y se dirigió a las escaleras en busca de algo de comer. Eran las 6 de la mañana y el amanecer estaba a unos minutos.
Palpó sus bolsillos y se cercioró de llevar las llaves, y su billetera. Optó por dejar su teléfono en la habitación para no perder más tiempo en regresar por él.
Salió a la calle y se perdió en las calles de aquel barrio, procurando volver antes de que Keren abriera los ojos.
Por otro lado, ella continuaba durmiendo entre las sábanas, en la cama que había compartido con Set White. Donde, por razones obvias, había dejado atrás la "virginidad" algo poco importante para ella pero sagrado para la sociedad. Se sentía bien, más que bien.
Abrió los ojos al cabo de varios minutos y suspiró, mirando el techo. Se dio cuenta que él no estaba en la cama al no sentir su presencia y supuso que estaba abajo, ya que tampoco había rastro de su ropa.
Sonrió entre dientes y abrazó la almohada en la que él había estado y la olfateó.
De pronto la realidad la golpeó y recordó el suceso de la noche anterior y sintió escalofríos. Se obligó a regañadientes a levantarse y echó un vistazo a las sábanas. Y ahí estaba: la prueba de que ya no era Virgen y se ruborizó.
¿Qué haría con aquello?
No iba a permitir que Set mirara aquella escena un tanto sorprendente; así que se vistió rápidamente y sacó las sábanas. Recorrió el dormitorio, el baño e incluso bajó temerosa a la sala y al no encontrar a Set ahí, dio por sentado que él había salido, cosa que le agradó porque necesitaba lavar las sábanas.
Encontró jabón detergente y subió al baño para lavar aunque sea el área "roja". Que más parecía ser el mar rojo. De que terminó de hacerlo, se encargó de dejarla secar frente al ventilador y se sentó al borde de la cama mirando al vacío.
"¿Te ha dolido?" Aquella pregunta que él le había hecho luego de haberse enrollado la hizo reír de tan solo recordarlo.
"Pues sí, tenía que dolerme, ¿no?"le contestó con una sonrisita y él se quedó pensativo por unos segundos, estando aun dentro de ella y después sonrió abiertamente.
"Eres tan ocurrente que incluso me asustas" y volvió a besarla con fiereza, continuando 》su trabajo《 de esa noche.
Keren se rio por un buen rato y suspirando.
¿Quién lo diría? Set White resultó ser un chico amoroso en la cama, muy diferente a lo que aparentaba ser normalmente y se sintió plena de haber compartido la intimidad con él.
Se acarició los labios con las yemas de sus dedos, teniendo en la mente sus besos y caricias.
De pronto, la canción Reptilia de The Strokes comenzó a sonar muy cerca de ella. Se levantó de un salto y encontró el teléfono de Set junto a sus tenis.
El número era de su padre, Trenton. Y se mordió los labios, sopesando la idea de atender la llamada o dejar que el aparato continuara sonando. Se paseó de un lado a otro, sosteniendolo en sus manos. Trenton Rex no dejaba de llamar y ella no dejaba de darle vueltas al asunto. Quizás a Set no tenía todavía el valor de hablarle o quizás sí. Pero en ese caso él tenía que contestar, no ella. Por lo que dejó el teléfono sobre la silla y se asomó a la estrecha ventana que daba a la luz mañanera que apenas y se notaba.
Entró al baño a lavarse la cara y milagrosamente halló pasta de dientes, y un cepillo. Se lavó la boca y luego se acomodó el cabello en una coleta.
Eran las 6:45am y tenía hambre.
Se preguntó a donde habría ido Set.
No obstante, alcanzó a oír que alguien abría la puerta y se precipitó a bajar las escaleras. Era Set.
Y traía bolsas con comida rápida en sus manos; las cuales colocó en sofá con cuidado.
La sonrisa lobuna que le regaló a ella a continuación la dejó ruborizada. Se le contrajo el estómago de solo notar sus petulantes ojos aqua sobre su persona y deseó poder besarlo.
-¿Cómo ameneciste?-le preguntó él, aproximándose a ella con elegancia.
A Keren se le vino a la cabeza una parte del libro 50 Shades of Grey donde el protagonista tenía el cabello de recién follado por la mañana y no pudo evitar hacerle comparación con Set. Su cabello rubio estaba ligeramente desordenado pero se miraba adorable.
-Mejor de lo que esperaba, ¿y tú?-avanzó unos pasos a él y se situó a una distancia prudente.
-También. Gracias a la noche anterior, logré despejar un poco mi mente. Un poco de sexo placentero me vino bien-arqueó su ceja del piercieng y ella rodó los ojos-has estado estupenda.
-Oh, gracias. Pero ese no es el tipo de piropo que esperaba escuchar-se cruzó de brazos; molesta.
-¿Qué quieres que te diga?-frunció el ceño.
-Olvidalo. ¿Qué traes ahí?-le cambió el tema con voz tajante y él se encogió de hombros.
-Hamburguesas, papas fritas y refrescos. Pensé que ibas a tener mucha hambre y también traje golosinas por si se te antoja-contestó, maravillado.
A pesar de que Set era un cretino en momentos delicados, le fue imposible odiarlo en ese momento, puesto que se miraba tranquilo y contento.
Tuvo que dejárselo pasar porque su madre había sido asesinada la noche anterior y quería que él estuviera bien.
Ambos se sentaron el sofá a desayunar.
Set se devoró su hamburguesa casi en dos mordiscos, mientras que Keren lo observaba con fascinación.
Su mirada le recorrían su perfil, sus rubias cejas, una de ellas perforada con un piercing, luego sus ojos aqua tan preciosos, su nariz, sus deliciosos labios-que estaban embarrados de salsa ketchup-y su fabulosa mandíbula. Dios... era un Adonis.
Y ella lo había visto en su esplendorosa desnudez. El recuerdo la hizo ruborizar y estremecerse.
-El lunar que tienes en tu pecho derecho me ha encantado-le dijo él, de repente, al tiempo que le daba un sorbo a su bebida. Lo cual provocó que Keren casi se ahogara con su hamburguesa-espero poder verlo muchísimas veces más, por supuesto-le guiñó un ojo.
Y los colores se le subieron a la cara a ella.
-Te has puesto roja-continuó diciéndole él y con sus dedos de la mano que tenía libre, le acarició la mejilla y ella cerró los ojos-no quiero que haya ningún secreto entre nosotros, ¿de acuerdo? Ahora estamos más unidos que nunca, no lo olvides.
-De acuerdo-aceptó ella y abrió los ojos-por cierto-dijo, él dejó de beber su bebida para verla-ha llamado el señor Rex todo el rato. No contesté porque pensé que querrías hacerlo tú cuando estés listo.
-Hiciste bien-asintió y continuó bebiendo su refresco-no pienso hablarle hasta que me sienta listo.
-¿Por qué crees que llamó? ¿Se habrá enterado de...?
-Supongo que sí. La policía ya debió darle el aviso-dijo con tristeza y suspiró.
-¿Y qué vamos a hacer ahora?
-Por el momento nada. Estar aquí.

Keren movió la cabeza afirmativamente y terminó de desayunar.
Minutos después, Set se encargó de tirar la basura y a rebuscar en la habitación algo de ropa para él mismo y para ella.
-Pants, camisetas negras y blancas-dijo Keren, examinando las prendas de Set, las cuales había apilado en la cama para que ella eligiera que ponerse-Set, necesito mi ropa-rio.
-No podemos ir por ella-le dijo, mirándola fijamente-pero, ¿para qué necesitas ropa?
-Para ponermela-lo miró con cara se "Dah".
-Yo no quiero que lleves ropa puesta-se acercó a ella sigilosamente y ella contuvo la respiración-y tampoco quiero ni necesito esto.
Se quitó la sudadera verde aceituna y la lanzó al suelo, sin dejar de mirarla. Keren centró sus ojos en aquel tatuaje tan sensual que tenía en el brazo y luego miró sus labios, los cuales estaban entreabiertos, formando el fantasma de una sonrisa.
-Ahorraremos agua-le dijo, lobunamente-nos bañaremos juntos.
-El baño es estrecho-le recordó ella, riéndose.
-Todo cabe en un jarrito sabiendolo acomodar-Set alzó sus rubias cejas un par de veces-y nos vamos a acomodar muy bien.

Keren rio por lo bajo y meneó la cabeza. Set ya la había agarrado de la cintura y estaba apunto de besarla cuando una canción desconocida para él comenzó a sonar.
-¿Qué es eso?-preguntó con el ceño fruncido, sin soltarla.
-Es mi teléfono.
Keren se apartó de él y corrió a buscarlo en donde lo había dejado olvidado la noche anterior, casi debajo de la cama. La canción era la de Labios Rotos de un grupo mexicano llamado Zoé.
Cogió su teléfono y Set la abrazó por detrás. Ambos miraron la pantalla del aparato y notaron que era un número desconocido.
-¿No vas a contestar?-le interrogó él.
-No sé. No reconozco el número.
-Respondo yo-deslizó su mano hacia la suya y le quitó el teléfono.
-De acuerdo.
La canción sonaba y sonaba y Set se aclaró la garganta antes de marcar "contestar".
-¿Diga?-dijo lo más serio posible.
-¿Keren?-era una voz masculina.
-¿Quién habla?-replicó Set. Se le hacía conocida esa voz.
-¿Qué demonios? ¿Set Rex?-ladró la inigualable voz de Adam del otro lado.
-Ah, eres Adam-chasqueó la lengua-¿Qué quieres?
-¿Por qué contestas el teléfono de mi hermana?
-Me aburres. Adiós-y le colgó.
Y Keren arqueó ambas cejas.
-Eres un chico malo-le dijo riéndose y le quitó el teléfono-mi hermano te matará si vuelves a colgarle.
-No le tengo miedo, cariño.
-Ni él a ti.

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Darker Beauty. Libro 2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora