Desde la costa y solo en ciertos momentos del día se pueden vislumbrar los mástiles del que ha naufragado por cientos de años de aquí para allá. La niebla del frío invierno enmarca la figura que siempre corta el aliento a quien la descubre. Es parte del atractivo turístico. Los lugareños se sienten orgullosos de contar la historia que condimentan cada uno según su paladar, del que fuera un barco poderoso del otrora reino inglés. Algunos aseguran escuchar gritos de guerra y triunfo. Todos coinciden que ser un sobreviviente es ser un ganador, aunque solo viva en la imaginación popular.