LA LÁMPARA

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Cuando volví de viaje estaba sobre mi mesa de noche. Era lo único que nadie quiso, después de  deshacerse de todo lo que mi abuela tuvo en vida. Es una lámpara sesentona. De pantalla bombacha de vidrio. Eran dos, pero la primera desapareció en algún momento de su vida.
Recuerdo que de niña, mi abuela me observaba trastearla sin decirme nada.
Quiero pensar que ella deseó que yo la tuviera cuando ya no estuviera con nosotros.  En las noches de insomnio, cuándo busco la compañía de mis libros a la luz de la lámpara, siento que ella aún me observa.

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