Me desperezo y camino por el pasillo. Mis pisadas resuenan por el parqué pulido. Nadie se ha levantado aún. Desayuno las sobras de ayer y veo por la ventana. Empiezo a sentir ansiedad. Me siento a esperar a que el pequeño se levante y haga ruido. A él sí se lo permiten, a mí no.
Mi olfato detectan el inconfundible Old Spice . Además, oigo el particular sonido del domingo. Salgo despetacado hacia el pasillo. Me resbalo y sigo de largo. Él me sujeta del collar y me pone la correa.
Yupi! Por fin salimos a descargar.