Lo vi y pelé cables.
Sentado tan campante con sus amigotes riéndose a carcajadas. No se percató de mi presencia hasta muy tarde. Cuando me tenía frente a sus narices y con el trago a medio camino. Boquiabierto, literalmente. No alcanzó a decir nada porque tomé un trago que encontré en la barra y se lo lancé al rostro. La inspiración del liquido le provocó tos, luego vinieron los mocos y por último el vómito.
Ridiculizado por mí.
Me deleito pensando en eso mientras espero ser atendida en la emergencia del hospital... y, si hubiera tenido el valor de hacerlo.