Con miedito y nervitos, agarro el cable preparándome mentalmente.
El patojo: doña, la voy a empujar suavecito, pero no se resista. Qué condescendiente.
Si quiere cierre los ojitos, así no siente nada. Sí, cómo no.
Pido que revisen el arnés.
Bueno, ya metida en el lío, ¿qué más da?
Cierro los ojos y espero a la cuenta de tres, pero el cabrón lo hace al dos.
Siento mi vida pasar y juro que si salgo de esta...
Abro los ojos como rejillas y veo la tierra muy próxima.
Estoy lista para aterrizar cuando siento algo suave: he pisado un mapache...