La cita era bajo el cedro del parque.
Nerviosos, cada uno imaginaba cómo sería el otro: si se gustarían; si congeniarían en sus intereses; si votarían por el mismo personaje.
Demasiadas expectativas.
Una presión ejercida a distancia que ambos sentían desde sus respectivos hogares.
La vestimenta sería la consigna para identificarse.
Ninguno confiaba en la foto publicada en las redes.
Ella pensaba que no era guapo pero lucían interesante; él la percibía intelectual.
El parque estaba concurrido esa tarde, temieron no reconocerse.
Pero en cuanto se vieron cada uno pidió permiso a su madre y se fueron a jugar juntos