Los hombres vociferaban el éxito dándose palmadas y estrechando manos.
Ante ellos había muchísimo dinero, joyas, piedras preciosas, relojes, anillos. En fin, era la cueva de Ali Babá sobre la mesa de madera.
Hermes los mandó a callar con un chiflido. Inmediatamente todos hicieron silencio.
Les obsequió una sonrisa ladeada de satisfacción ante la que todos asintieron regocijados.
Un segundo después, las luces se apagaron.
Las ventanas explotaron cuando hombres de negro armados y encapuchados, asidos de lazos, irrumpieron en la estancia.
Seis minutos después se oía por la radio: operación Galaxia exitosa.
Todos capturados. Botín recuperado
