El vuelo sale con retraso y el grupo aborda malhumorado con hambre, desvelo y varios objetos sospechosos que bien podrían retrasar el despegue, pero logran sortear la revisión milagrosamente y, ya sentados y preparados para dejar atrás Estambul, uno de ellos recibe una llamada en último momento.
La sobrecargo le dice que apague su celular pero él le pide un segundo con su dedo índice y pulgar. Ella pone los ojos en blanco y cruza los brazos esperando. Él asiente y corta la llamada. Se vuelve hacia su prometida y le confirma: Santa Sofía es ahora una Mezquita.*
*(Continuación del relato anterior)
