Semanas después de fallecer mi padre, hurgué entre sus cosas. Siempre tan ordenado, me encontré con un diván patas arriba. No imaginaba a mi padre pasando el día entre tal relajo. Pero era un desorden ordenado, donde sólo él supiera dónde encontrar lo que quería. Picaflor como siempre, ocultaba sus deslices para "evitarnos" dolor. Como si toda la cuadra no supiera de sus canalladas...
Atónito descubrí en un viejo cofre una carta dirigida a mi madre. La abrí sin rubor. Decía :
Siempre fuiste la única
Siempre te amé
Perdóname
Un poco tarde, pensé, mi madre había muerto el año anterior.