Cuando madre hojeó el libro, la fotografía cayó como una hoja mustia de otoño. La recogí y se la entregué emocionada por haberla encontrado por fin. Madre la vió y me miró interrogante, seria, perdida.
-Son papá y tú -exclamé, con una gran sonrisa.
Madre miró lo que tenía en sus manos que no le decía nada.
La abracé y le acaricié sus blancos cabellos.-¿Dónde está la fotografía de tu padre y yo? -me dijo, soltándose de mi abrazo.
Tomé la fotografía de sus manos y se la enseñé.
Sus ojos se posaron y ella y sonrió.