Unos a otros nos preguntamos quiénes son Esos que creen ser dueños de estos parajes. Tienen la audacia de correr entre nosotros, gritar hasta perturbar nuestra pacífica cotidianidad. Ensordecer el alma que crece aquí segundo a segundo para transformase en espléndidos cobertores de pensamientos e ideas; cobijar alegrías y llantos; apaciguar dolor y locura de los que se detienen con respeto bajo nuestras ramas.
Quiénes son Esos que no tiene alma, ni saben de pensamientos; que no saben lloran ni reír y esconden el dolor y la locura para evitar la mirada de aquellos que estamos aquí para ellos.