DEUDA

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El viejo no sabía su nombre, ni le importaba. Ahora que se sentía mejor su empoderamiento volvió.
Quería irse aunque lo hubiesen cuidado. Era más de lo que había recibido en mucho tiempo, pero no se sentía a gusto ahí. Ese bellaco querrá sacarle algo, pensó.
"Quiero irme de aquí" le gritó al hombre que lo veía sin decir nada.
"Pero primero, beba un café" le contestó el hombre.
Luego de beberlo el viejo se empezó a sentir mal.
"Ahora, puede irse" le dijo el hombre, "pero al infierno".
Le enseñó la foto de su madre asesinada a manos del viejo en los años 80.
Luego, salió de la habitación y la cerro con llave.

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