Se escondió detrás de la roca cuando fue descubierto in fraganti quemando a los pequeños que jugaban en el parque de diversiones.
Sabía que tenía prohibido ir allí durante el día pero ir por la noche no tenía mucha gracia.
Los adultos a quienes había sorprendido resultaban ser delatadores.
En cambio los niños, temerosos, callaban.
Las víctimas perfectas.
Sin embargo, cuando se topó con esa niña pelirroja la cosa cambió.
Y es que ella, no sólo había sofocado sus llamas, sino que también le había enseñado a convivir con los niños.
Desde entonces, todos los día eran uña y humo...