(Cinco años después)
Son las 11 de la mañana, todos están presentes. El vagón sigue igual que hace cinco años, cuando decididos pero sin la certeza absoluta, se reunieron para firmar el tratado que se venía fraguando.
El mariscal Foch rompió el silencio. Molesto.
No estaba convencido con la firma del tratado de Versalles y no veía manera de enfocarlo positivamente.
A la sola mención saltaron todos los demás, justificando la necesidad, el deber hacia la humanidad, la conservación de la convivencia pacífica, aunque admitían sin decirlo, que el mariscal tenía razón.
Callaron.
Solo les quedó brindar por la paz que aún disfrutaban.(20 años y 64 días después, estalló la Segunda Guerra Mundial)