VI

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Se llega la madrugada

tras la noche dulce aquella,

estabas encantadora

a la luz de aquellas velas,

con tu vestido de paño

y el tono gris en las cejas.

Me contabas dulces cuentos

que sonaban como quejas,

historias que te pasaron

al calor de aquellas mesas

en donde pensaste hallar

una pasión verdadera.

En aquel supremo instante

me pareciste tan bella,

a pocos pasos de mí,

que la más linda princesa,

en su señorial palacio,

se me figuraba fea.

Luego tu mano en la mía

hasta llegar a tu puerta,

"¿quieres entrar",preguntaste,

yo afirme con la cabeza.

Y entre los muros aquellos

con unas copas a medias,

me dejé llevar a tiempos

de la bendita inocencia.

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Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora