XCIV

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La mañana estaba gris,

pero tú estabas allí

y sentí la claridad

llegar de pronto hacia mí.

Desde la primera vez

que tu presencia sentí,

fuiste una luz cegadora

de aquello que conocí.

Eras la mañana clara,

la promesa por cumplir,

la promesa de unos tiempos

que aún están por venir.

En ti viven las mujeres

de unos tiempos que perdí,

y tu mirada serena

me recuerda lo que fui.

No sé que será mañana,

es tan incierto el vivir,

sólo quiero que mis ojos

no se separen de ti,

que con cada nuevo día

yo te pueda distinguir,

que seas luz en mi noche,

la rosa de mi jardín,

en ti confluyen las cosas

que dan sentido a existir.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora