XXIX

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Sonaba música lenta

en el bar donde nos vimos,

tu mirabas hacia mí,

yo te quitaba el vestido.

Hubiera jurado ver

tu cuerpo como un suspiro,

tus caderas apretadas

me enseñaban el camino,

y tu pecho alborotado

se tornaba fugitivo.

Entonces entré en tu mundo

con dos palabras de alivio,

bailamos toda la noche

ritmos extraños, divinos

y con las luces del alba

tú me mostraste el camino.

Una habitación humilde,

una cama sin caprichos,

el lugar donde logré

sucumbir a tus hechizos.

Menos tus besos y abrazos

todo el mundo se ha dormido,

en este frágil momento

que en mi memoria pervivo,

yo no me quiero marchar

pero mi tiempo ha cumplido.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora