CXXVIII

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Un pedazo de papel,

algo tan poco importante

si no fuera porque son

tus rasgos en un instante.

Me pierdo por sus rincones,

rememorando esa tarde,

con tus cabellos al viento

y sin salida ni escape.

No pudimos evitarlo,

aquel hervor en la sangre,

y nos dejamos llevar

por los recodos del parque.

y tumbados sobre el verde,

puse mi mano en tu talle

mientras mis labios buscaban

el primer beso culpable.

Está todo ahí, lo siento,

y casi puedo besarte,

a pesar de tanto tiempo

en esta foto estandarte.

¡Cuántas historias empiezan

sólo con poder mirarte!,

y como nexo común

sólo el brillo de tu imagen,

dulce niña de mis ojos

es tan fácil adorarte.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora