XVII

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El viento trae tu aroma

desde regiones lejanas,

me habla de tiempos que fueron

tiernas y dulces manzanas.

Mis dedos buscan tu cuerpo,

como aquella madrugada,

tratando de retener

la pasión que se escapaba.

Sabíamos que era el fin,

ya no habría más veladas,

nada rompía el silencio,

el mundo entero callaba.

Recuerdo tu olor de entonces,

la perdurable fragancia

de tu cuerpo junto al mío

que el universo llenaba.

Yo no sé si será el viento

o la herida que me sangra,

es tan duro el aceptar

que de ayer no queda nada.

Volverá la primavera

por estas mismas ventanas,

pero ya no volverá

la que ayer nos saludaba,

se nos ira entre los dedos

la vida que es como el agua.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora