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No quedan ya esos lugares

que me sabían a ti,

las dulces cafeterías,

las rosas de algún jardín.

Todo se lo llevó el tiempo,

tú solías repetir

las letras de las canciones

que nos hacían sentir.

Parece como si nunca,

nunca, tendrían fin,

aquellos felices días

de un amor puro, febril.

Así pasaron dos años,

dos años de eterno abril,

hasta que poquito a poco

lo nuestro se volvió gris.

Nos inventamos excusas

para evitarlo decir,

fuimos poniendo barreras

y te alejaste de mí.

Hoy paseas por el parque

pero estás lejos de allí,

ni sombra de la que amé,

yo que hasta ayer me creí

elegido por la dicha

en ti la he visto partir.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora