XLVI

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Todo comenzó ese día

que en silencio te miraba,

yo pasaba por allí

y tú un perro paseabas.

Tu piel blanca como el nácar,

tus ojos claros brillaban,

y me pareció creer

que ante algún ángel estaba.

Fue un día de primavera

bajo un sol que agonizaba,

no fui capaz de hacer más

que mirar como pasabas.

Mil veces volví a aquel parque,

en algunas te encontraba,

en otras, en mi memoria,

con tu recuerdo soñaba.

Cuando por fin logré hablarte

se me trabaron palabras,

y conversamos de cosas

que a ningún sitio llevaban.

Después de gastar mil días,

por fin te abrí mis entrañas,

y tu primera pregunta:

"pero,¿desde cuándo me amas?",

"creo que te he amado siempre",

tanto tiempo te rondaba.


Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora