CXXVII

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La prensa hablaba de un mundo

que se mostraba lejano,

de esos lejanos países

a donde nunca he llegado,

del dolor de algunas gentes

que aunque siento son extraños.

Ni una sola de sus líneas

hablaba de aquella que amo,

del amigo que marchó,

de mis ratos de descanso.

No, ni una sola palabra,

sobre tus dos ojos claros,

ni la angustia de saber

si dormiré en tu regazo.

Ni siquiera una señal

que me indique si tu mano

se juntará con la mía

en un momento cercano.

Ya ves, mi amor, que no somos,

materia para los diarios,

nadie narrará el sentir

de dos seres solitarios

que pasarán por la vida

con disimulo, despacio,

y a pesar de todo, amor,

vivimos y respiramos.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora