CLIII

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Pasarán lentas las horas

como siempre que no estás,

vagaré por la rutina

soñando tu claridad.

Tú eres la luz de mis días,

y sé que no volverán

los tiempos que se marcharon,

que nunca seremos más

de lo que fuimos ayer,

nuestra luz se apagará

pero seguirán flotando,

burlando la tempestad,

nuestras dos vidas errantes

sin visos de eternidad.

¿De dónde nace este fuego

que nada puede calmar,

esta sed de tu persona

que nada puede saciar?.

Sólo sé que cuando llegas

toco la felicidad,

me basta besar tus labios,

mirar tus ojos brillar,

para que la vida entera

se decida a despertar,

pareces tan poca cosa

y es todo lo que me das.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora