CXCIII

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Si tu supieras, princesa,

cuantas tardes de verano,

a la luz de una farola,

yo soñé con tus abrazos.

Adolescencia febril

con eco de desengaño,

atrás quedaron los tiempos

de nuestros intentos vanos.

Con la cautela del niño

jugábamos a acercarnos,

palabras en los oídos,

secretos que nos robaron.

Hoy que todo está tan lejos,

que tu rostro se ha borrado,

vino un sentimiento grave,

una nota del pasado,

y vuelta a aquellos lugares

donde pasamos antaño,

pero nada es como ayer,

sólo somos dos extraños,

¿qué quedará de nosotros

al cabo de algunos años?,

quizá volvamos al polvo,

quizá seamos ancianos,

sólo sé que tu misterio

se me escapo de las manos.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora