XXVI

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Sólo tengo tus palabras,

promesas de un mundo cierto,

pinto en mil modos tu rostro

con un dulce sentimiento.

Sólo un puñado de letras

que se van como vinieron,

ayer entraste en mi vida

como un viento pasajero

y al respirar tu verdad

me torné libre, ligero.

En este siglo perverso

que confunde nuestro tiempo,

en este vagar sin rumbo

por hormigón y cemento.

Vives en la gran ciudad,

quizás tan cerca te tengo

que en la noche silenciosa

puedas sentir mis lamentos.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora