CXVI

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Ninguno dijimos nada,

la noche había pasado,

atrás quedaban las copas,

los besos y los abrazos.

Nos acostamos tan cómplices

y nos levantamos raros,

tratando de descifrar,

por mil caminos extraños,

el secreto de unos ojos

que de pronto se cerraron.

Cerró la puerta al salir,

y yo me quedé soñando,

con su cuerpo en la mañana,

en un momento lejano,

el olor de su perfume,

el humo de su tabaco.

Ya sé que no la quería,

que fue sólo flor de un rato,

pero no puedo evitar

quedarme solo, pensando,

que cada mujer que parte

es un mundo que ha pasado,

un nuevo tren que perdí,

restos de besos robados,

mientras trato de entender

hacia donde caminamos.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora