XXXVI

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Tu cuerpo sobre la arena

en una tarde estival,

el eco de tus palabras

rompe la quietud del mar.

Miro con gesto cansado

el contorno de tu faz,

y me detengo en tus ojos

que me hablan de soledad.

Dulce niña de la playa,

tan lejos de la ciudad,

me recuerdas tantas cosas

que yo quisiera olvidar.

El eco de discusiones

que jamás debí empezar,

las cosas que prometí

pero no pude lograr.

Cada vez que te contemplo

no parece ser verdad,

una mujer como tú

con esta calamidad.

Más tarde me sonreirás

y el mundo será un lugar

donde la bondad existe,

donde se puede soñar.

Todo lo que no me pides,

todo lo que tú me das.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora