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En la noche sin estrellas

que contemplo en mi ciudad,

le van faltando las luces

que alumbran mi soledad.

Se fue la mujer que amaba

o que acaso creí amar,

y como siempre sucede

es la vida una oquedad,

un vacío que no hay cosa

que me lo alcance a llenar,

recuerdo largas pestañas

que me miran sin cesar,

el eco de sus palabras

y sus noches sin final.

¿Cómo se puede pedir,

a un ser humano sin más,

que reniegue del pasado

y deje sin más de amar?.

El olvido es una ley

que no es fácil de llevar,

¿quién puede borrar recuerdos,

cerrar los ojos, soñar,

cuando todo lo que ha sido

ya no se puede alcanzar?.

Si no me muero de amor,

otro mal me matará.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora