LXXXV

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Me enamoré de tus ojos,

fue en un instante fugaz,

mi mirada iba perdida

por el oscuro local,

me miraste, te miré,

y supe que era verdad,

caminé con decisión,

sin detenerme a pensar,

y al llegar hasta tu lado

sentí tus ojos brillar.

"¿Qué quieres?", me preguntaste,

en un tono muy cordial,

"vengo buscando unos ojos

que no paran de brillar".

Lo demás tú ya lo sabes,

dejar el tiempo pasar,

y descubrir cada día

un secreto en tu mirar.

Aunque parece mentira

el tiempo que se nos va,

cuando los miro de nuevo

regreso al viejo lugar,

y vuelvo a ser hechizado

por tu encanto sin igual,

porque el brillo de tus ojos

mientras vivas vivirá.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora